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Alemania intentará frustrar la previsible fiesta francesa
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Alemania intentará frustrar la previsible fiesta francesa

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Instalada en la leyenda, la selección francesa de balonmano afronta el Mundial que arranca mañana en Francia como la máxima favorita para colgarse un oro, que podría poner punto final a la carrera de iconos del balonmano galo como el portero Thierry Omeyer o el lateral Daniel Narcisse.Javier Villanueva
Un guión que tratará de frustrar Alemania, la nueva fuerza emergente del panorama internacional, que tratará de sumar al título europeo que conquistó el pasado año en Polonia una corona universal, que ratifique la hegemonía de un equipo plagado de juventud, talento y poderío físico.
En espera de cualquier mínimo fallo de franceses y alemanes aguardarán su oportunidad de asaltar el trono mundial, los equipos de Dinamarca, vigente campeón olímpico, y de España, actual subcampeona continental, que arranca una nueva etapa con la presencia de Jordi Ribera en el banquillo.
Completa la terna de aspirantes al oro, la selección de Croacia, que encara el torneo con un renovadísimo equipo, al igual que Polonia, que bajo la batuta del español Talant Dujshebaev afronta el necesario relevo generacional del veterano equipo que alcanzó las semifinales en los pasados Juegos de Río.
Un relevo al que no renuncia ni Francia, que pese a sus exigencias como máxima favorita y anfitriona, presentará cambios de calado, empezando por el banquillo, donde la pareja formada por Didiert Dinart y Guillaume Gille sustituirán a Claude Onesta, tras su paso la dirección deportiva de la Federación Francesa.
"Les Experts", que buscarán su sexto título de campeones del mundo, no quieren caer en el mismo error que cometió Suecia, la gran dominadora del balonmano en la última década del siglo pasado y los primeros años del XXI, que pagó con años de irrelevancia alargar hasta el imposible el concurso de su generación de oro.
Por ello, Francia acompañará a los sempiternos Omeyer, Narcisse, Guigou, Abalo o Nikola Karabatic, con la presencia de jóvenes como el lateral Nedim Remili o el pivote Ludovic Fabregas, que pese a sus tan sólo 20 años, ya disputó con Francia los pasados Juegos Olímpicos de Río.
Una mezcla de veteranía y juventud que debería servir a la selección francesa para lograr con comodidad la primera plaza del grupo A, en el que Polonia, Noruega y Rusia deberían lograr las otras tres plazas en juego para los octavos de final.
Ronda que Francia, que desde el 2001 tan sólo se ha bajado en dos ocasiones, en Alemania 2007 y en España 2013, del podio mundialista, disputará en el estadio de Pierre Mauroy de Lille, un campo de fútbol acondicionado para que la selección francesa juegue delante de más de 27.000 espectadores.
Una renovación que dada la juventud del equipo alemán, no entra entre las preocupaciones del seleccionador germano, el islandés Dagur Sigurdsson, que antes de iniciar su andadura como seleccionador de Japón, quiere culminar la revolución que inició hace tres años con su llegada al banquillo alemán.
Tiempo en el que el preparador islandés ha transformado el antaño obsoleto estilo de juego del conjunto alemán, dotándolo de una riqueza táctica que ha permitido brillar como nunca a un talentoso grupo de jóvenes jugadores, que no ha perdido un ápice del poderío físico que siempre ha caracterizado al balonmano teutón.
Un equipo plagado de recursos que debería permitir a Alemania superar las ausencias de los laterales Fabian Wiede y Steffen Weinhold, el pivote Hendrik Pekeler o el extremo Tobias Reichmann, piezas clave en la conquista del título continental, así como en el bronce logrado en Río, tras caer por 29-28 ante Francia en las semifinales con un gol en los últimos segundos de Daniel Narcisse.
Triunfo que la selección francesa no pudo repetir en la gran final ante Dinamarca, que se proclamó por primera vez en su historia campeona olímpica de la mano del lateral Mikkel Hansen y el portero Niklas Landin, que tratarán de llevar a los nórdicos en Francia al título mundial que se les escapó en 1967, 2011 y 2013.
Precisamente el verdugo del equipo danés en la final del Mundial del año 2013 fue la selección española, que inicia en Francia un nuevo ciclo con la presencia en el banquillo del técnico Jordi Ribera.
El nuevo seleccionador español, que llega a la dirección de los "Hispanos" tras brillar en los últimos años al frente de Brasil, intentará profundizar en la riqueza táctica del conjunto español para alcanzar, al menos, unas semifinales a las que España no ha faltado desde 2011.
Más modestos parecen los objetivos de la tres selecciones sudamericanas en el Mundial de Francia, ya que tanto de Brasil como de Argentina tendrán como meta volver a disputar los octavos de final, una ronda con la que también sueña Chile, que ha dado un salto cualitativo desde la llegada al banquillo del español Mateo Garralda.

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