El Oviedo y los codos

El Oviedo avanza de forma irregular por el campeonato. Las da de cal y de arena y eso impide enganchar definitivamente a una afición cada vez más desorientada, que no sabe si cerrar los ojos y confiar en que todo se va arreglar o abrirlos del todo y ver lo que, de momento, hay. Y loque hay es un equipo menguante del que no se puede hacer un pronóstico con seguridad. Atrás quedan las buenas sensaciones de principios de temporada, con una idea clara de juego y un plan por el que apostar.
El paso de los partidos ha descubierto un escenario peligrosamente indefinido que deja, a mi juicio, en mal lugar al entrenador, que por supuesto no es el único responsable, pero sí el primero. El equipo no es fiable ni en su estadio, y la fiabilidad es un requisito fundamental para hacerse valer en Segunda B, categoría que penaliza como ninguna pinchazos como el del sábado. El Oviedo se mereció ganar ante el Zamora, pero con merecérselo no vale. Influirá más o menos la suerte, claro, pero para que los detalles caigan de tu lado lo primero que hay que hacer es creer en uno mismo. Y el equipo, al menos en estas fecha, no transmite eso. Sospecho que no cree porque no sabe en qué creer.
La parte buena es que, habiendo ganado sólo la mitad de los partidos jugados, tiene el liderato a un punto. Y así se puede tirar conrelativa entereza. En cualquier otro grupo de la categoría, sin embargo, el Oviedo estaría hoy, transcurridas las primeras diez jornadas de la Liga, fuera de los puestos de ascenso, lo que da una idea del nivel del grupo. En el cuarto, por ejemplo, los 17 puntos del Oviedo le tendrían en la novena posición, a cinco puntos ya del líder.
Falta mucho y hay tiempo para corregir una situación que, no nosvvolvamos catrastrofistas, para nada es mala, pero que empieza a generar cierta inquietud, sobre todo si uno mira a lo lejos e imagina un supuesto cruce de play-off, con equipos potentes, partidos a vida o muerte y fallos que no admiten perdón. En esa tesitura, y hasta que se demuestre lo contrario, la sensación es de que al Oviedo le meten el codo y se descompone. Y en Segunda B lo que sobran son codos.
Se vienen ahora dos cruces vitales, ante la Cultural y el Racing, ideales para que el Oviedo coja definitivamente carrerilla y active pelín más al personal, que lo necesita. La imagen del Tartiere el sábado, con la peor entrada de la temporada (Clásico mediante), se debe mejorar. Porque la unidad, que no debe estar reñida con la crítica, es, en cualquier caso, básica. Especialmente para este club tan impulsivo y con tanta tendencia a la autodestrucción. Dos triunfos en cuatro días pueden servir perfectamente para ganar la confianza que el equipo necesita.