Así se gestó la fortuna de Carlos Slim

Carlos Slim, principal inversor del Real Oviedo, es uno de los hombres más ricos del mundo (el cuarto según Forbes y el sexto según Bloomberg). Pero, como todo en la vida, no hizo su multimillonaria fortuna en un día. Y, aunque a lo largo de su carrera y sobre todo en los últimos años por la crisis financiera que azota al mundo entero, ha sufrido pérdidas, su colchón es tan amplio que no se ha visto apurado aun perdiendo posiciones en el ránking de las personas más adineradas del planeta.

 
Slim lleva más de 50 años amasando su fortuna. El mexicano, de 77 años, se encuentra entre los cinco hombres más ricos del mundo. Pero hace unos años ocupaba el primer puesto en esta curiosa clasificación, concretamente entre 2010 y 2013, superando incluso a Bill Gates, dueño de Microsoft. Aunque su principal problema en pérdidas procede de su mayor inversión: la que tiene en la empresa de telecomunicaciones en México. 
Con la entrada en vigor de la reforma en esta materia en el país centroamericano, la fortuna de Slim ha pasado de los 73.000 millones de dólares que acunaba en 2013 a los 52.000 millones que atesora hoy en día. En tan sólo cuatro años, el principal inversor del Oviedo ha perdido más de 21.000 millones. 
Para entender los negocios de Slim hay que remontarse a sus inicios: comenzó a invertir en los años 60 del pasado siglo con la creación de la Inmobiliaria Carso que más adelante reuniría todas sus inversiones en infraestructuras varias. Aunque no fue hasta 20 años más tarde, durante una dura crisis económica en México, cuando el mexicano de origen libanés hizo crecer sus negocios gracias a la creación de nuevas empresas como Sanborns, Inbursa o Minera Frisco entre otras.Pero su gran momento llegó a comienzos de los 90, al privatizar Teléfonos de México. 
Se convirtió así en un negociador nato y lideró un imperio que alcanzaría a todo el país y a gran parte del planeta. Expandió el negocio de la telefonía a Estados Unidos y de ahí a más de media Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. También llegó al viejo continente, destacando sus inversiones en Austria, Bulgaria, Bielorrusia, Croacia, Eslovenia, Serbia, Macedonia y Liechtenstein. Llama la atención también la inversión que hizo a nivel personal, convirtiéndose en uno de los principales accionistas de The New York Times. 
No es de extrañar que quisiera ampliar horizontes y modalidad de negocio invirtiendo en el Real Oviedo a través del Grupo Carso y de seguro que el club carbayón se lo agradece hasta la saciedad, puesto que la mejora institucional y deportiva desde su llegada ha sido más que notable y evidente.