El Athletic toma Vallecas y festeja la previa de Champions a falta de dos jornadas

 

Asís Martín IIIEn un partido de guante blanco, en el que el ojeado Anaitz Arbilla pudo ser expulsado por dos manos, el Athletic certificaba la cuarta plaza que le dará acceso a disputar la previa de la Liga de Campeones tras batir claramente al Rayo en un Vallecas 'tomado' por más de 5.000 athleticzales. Pocas veces el balón parado marcó tanto un partido como el de este viernes en el que los de Valverde han demostrado ser mejores y jugarse bastante más que el honrado conjunto de Paco Jemez. Le han sobrado dos jornadas a los leones para lograr su objetivo y ya nadie puede quitar a los bilbaínos su nombramiento como reyes de la 'otra' Liga, ni el tener en su mano poder volver a disfrutar del himno y el starball 16 años después en San Mamés.

 
Le recordaba a uno que ya tira para viejuno el Mundial de Argentina 78 aquel de Videla el previo del partido. Miles, que digo, millones de rollos de papel higiénico de los 'Bukaneros' llovían desde el fondo 'vivo' de Vallecas, lo que obligaba a retrasar el inicio del partido un cuarto de hora. ¡Vaya papelada, chavales! La verdad es que dio igual porque con el calor de los varios miles de aficionados zurigorris y lo puesto que estaba el equipo vasco allí no cabía otra que ganar dejando el derbi contra la Real para festejar sin agobios esta gran temporada.
Mikel San José, autor de un gol y omnipresente en defensa en un terreno a medida para su tamaño y movimientos, Oscar De Marcos y Ander Herrera anotaban los goles del triunfo, el vigésimo ya, igualando cotas de puntos de Javier Clemente (68) y de dianas de Luis Fernández (65). En cuanto al once, como se había visto en Lezama el citado De Marcos por Iker Muniain, sancionado, fue el único cambio en la alineación de los leones respecto al anterior celebrado compromiso con el Sevilla.

No hubo tiempo para enfriarse en la noche madrileña pese a la larga exhibición 'higiénica' de la grada, porque ambos equipos le metieron un ritmo realmente alto al choque desde el arranque y pronto además llegaron los goles vizcaínos. Hablamos de dos conjuntos que juegan con alegría ofensiva colocando su barrera de presión muy arriba para robar cerca del área, por lo que pronto vímos un disparo lejano de Herrera o la réplica con un balón abierto para el killer argentino Larrivey que obligó a salir a Gorka a sus pies.
Ritmo sí había, pero bonito bonito no es lo que nos ofrecían y de fútbol de toque ni la menor mención, claro. El viento y las propias dimensiones del campo vallecano ayudaban a que la pelota viajara de área a área como quien va al bar de enfrente de casa. El propio marco en este caso condiciona mucho el juego, como pasa en el Sadar, e Iraizoz, que hoy disputaba su partido 250 en Primera, se cansó de soltar pelotazos en busca de las peinadas arriba de Aduriz, dando lugar todo ello a una catarata de balones perdidos y una entendible falta de precisión.
En esa trinchera tipo Flandes que nos depararon las circunstancias había que ser prácticos, el juego de estrategia iba a ser clave y los leones empezaron a enseñar las uñas en los córners con un remate de Rico y, sobre todo, con un cabezazo de Aritz que se fue fuera por poco. Un cuarto de hora le había costado al conjunto de Valverde demostrar que era el que iba cuarto en la tabla y que se jugaba más en el envite para hacerse claramente con el control. Su dominio le hizo ir achuchando cada vez más a su rival hasta abrir la lata en el 20' con una brillante espuela de Mikel San José aprovechando la salida a por uvas del lucense Rubén. Era el quinto chicharro de Mikel, el defensa más goleador de esta liga, y la decimosegunda asistencia para Susaeta, ya a una del récord de Fran Yeste, las que encarrilaban la fiesta tan esperada.
El Rayo estaba totalmente sobrepasado por el empuje del poderío aéreo vasco y en el minuto 30' De Marcos incorporaba el segundo tanto al marcador en otra embarullada jugada en área local tras un saque de esquina que resolvía el de Laguardia por bajo con su quinto tanto del curso. De pura alegría los seguidores rojiblancos se cargaron la valla, afortunadamente sin más consecuencias que un herido leve en un pie que tuvo que ser sacado en plan marines en Irak para ser atendido.
Con el 0-2 quedaba bien a las claras que los hoy azulones no querían andarse con calculadoras ni remilgos y que el encuentro iba por el cauce esperado. Fue marcar el multiusos alavés y venirse abajo el ritmo del encuentro hasta dirigirnos al descanso con algún leve bostezo entre aquellos a los que el kalimotxo empezaba a pasar factura.
Como el Rayo llevaba una gran segunda vuelta del campeonato y jugaba en cada era lógico esperar que buscara como mínimo el gol del honor y esas cosas. Los de Paco Jemez echaron el resto ante un Athletic que ya se lo tomaba con bastante calma, lo que obligó a Gorka a tener que dejarse ver algo más de lo que lo había hecho en los plácido primeros 45 minutos con un par de envios de Trashorras o con la valiente entrada de un delantero por un defensa.
De cualquier manera es tan buen el momento rojiblanco que con solo apretar esporádicamente el acelerador enseñaba la popa a los madrileños y les asfixiaba con su presión pese a no llegar a penas a 5 faltas en toda la noche. Es de esperar que cuando se haga el reparto de medallas al final de temporada haya una bien grande para el preparador físico 'Ros' Pozanco.
Aduriz tuvo el tercero en sus botas pero se echó el autopase muy largo, por lo que tuvo que ser Ander Herrera con una falta directa lanzada de lujo, significativa de su momentazo que tanto llama la atención por Europa, el que zanjara cualquier duda superando a Rubén con un disparo ajustado al palo. Otro que bate sus récords personales con la quinta diana en una sola Liga, en una noche en la que parece que solo se podía marcar a balón parado. 
Pese a alguna buena contra no resuelta ya con el Athletic gustándose, acababa el partido. Alegría, satisfacción y momento ya de disfrutar el premio obtenido con una noche que se alargará en Madrid y en Bizkaia. Un detallazo el del Txingurri el de llevarse a sus 26 de la plantilla (inclído Gurpegui con muletas) para hacer piña y equipo. Esas cosas marcan. Y también de pensar en otra fiesta venciendo el domingo a la Real Sociedad en el derbi que supondrá la despedida por esta campaña de un San Mamés que será nuevo pero ha trasladado la magia del viejo no, del de siempre, del único.