Con qué poquito nos matan

Después de cinco partidos consecutivos sin ganar el Athletic Club se sentaba este domingo en el diván del psicoanalista, que no era otro que su 'enemigo' íntimo, Marcelino García Toral, en Mestalla, adonde los leones acudían con la esperanza de reencontrarse a sí mismos y de enderezar su errático camino en la Liga Santander.

Para hacerlo se cambió la medicación con una receta distinta. Pero el resultado fue el mismo. Parecía curado pero en cuanto te despistas, palo, y luego ya se entra en barrena si bien hoy se hizo un gran segundo tiempo. Lo mejor del curso de largo. Pero si sumamos la lesión de Iker Muniain, la recaída de Yeray, el equipo está en esa línea 'de que no', de que hasta la suerte le es esquiva, con lo que se ha llevado un inmerecido (3-2), ante un rival que se limitó a aprovechar errores. Algo que permite sacar del cajón la palabra crisis pese a recortar por dos veces y ser bastante mejores en el segundo periodo con un Iñigo Córdoba excepcional.
Al menos como diagnóstico inicial, son dos empates y cuatro derrotas en un septiembre negro como aquel maléfico comando de Munich. Hace daño ver a un conjunto del nivel del Athletic con la confianza por los suelos, en el que un recién subido (Córdoba) es el que demuestra más bémoles, y que pierde partidos sin que tengas la sensación de que el oponente haya hecho gran cosa. Algo que de verdad pudre al aficionado athleticzale, al que se le prometió cosquilleo y se le da por contra 'pirrilera'. Cunde la preocupación, cuando hasta el deificado Kepa Arrizabalaga parece en una sima últimamente con fallos de bulto.

Por parte de Ziganda la apuesta (claramente defensiva) fue fuerte. Tras el mazazo ante el Zorya el Cuco volvía a revolucionar el once con ocho cambios para medirse a los chés, saliendo con pocos dientes, dejando fuera a Beñat, Aduriz y Raúl García. Apostaba por la velocidad y algo más. Sorprendía con un cambio de esquema, pasando al 4-1-4-1 con Sanjo por delante de los centrales, reforzando un centro del campo que venía siendo una zozobra.
El equipo, un día más, empezó con ganas, con movilidad, asomándose hoy por el área de Neto con la velocidad de Córdoba y Williams. La pega es que para un día que hubo buenos centros (aleluya) lo que no había era rematadores puros. Controlado francamente bien el Valencia, -le costó 22 minutos chutar-, lo cierto es que Guedes tuvo la primera clara, resuelta por Núñez, y que Zaza abrió el marcador tras una pérdida de Lekue. Y menos mal que Kepa le sacó seguido otra contra a Rodrigo, pero un doble despiste defensivo había tirado por la borda 27 buenos minutos.

Ahí ya se perdió momentáneamente el rumbo. Tras una floja disputa de Laporte Kepa le hizo un absurdo penalti por un derribo a Rodrigo que Parejo transformaba en el 2-0, dejando el choque complicadísimo ya para el 34'. Al menos hubo verguenza torera, y Vesga obligó a Neto a un paradón que acabó en el poste, Williams también probó al portero, pero hacía falta algo más. Ziganda metía al descanso a Aduriz, liquidando el trivote, y el donostiarra lo cambió todo ya que los de Marcelino estaban muy conformistas. Primero casi moja en el 58' tras otro enorme centro de Córdoba, y luego se fabricó el 2-1 tras un control de maestro.
No estuvo tan fino Unai Núñez que tuvo el empate 'a buebo', de cabeza, tras un pase de Vesga. Y se volvió a pagar. De la misma Kepa salió mal, no, fatal, y llegó el 3-1 antes de que Laporte sacará en la raya el cuarto. De nuevo a la carga, al hilo de otros alocados partidos de esta jornada, Rulo volvía a recortar distancias con un balón parado que remataba al lateral interno de la red el navarro. Iñigo Córdoba, tremendo hoy, le fabricó el tercero al de Zizur, pero Neto se la sacaba con el pie, justo antes de un 'larguerillo' de Laporte, y luego le puso otra a Balenziaga para un taconazo que hizo enmudecer Mestalla.
El chaval tomatero fue la mejor noticia de una tarde en la que se jugó mucho mejor de lo habitual, pero en la que se volvió a regalar demasiado en errores individuales. Así, de mal, están las cosas antes de encarar a un Sevilla que llegará lanzado el día 14 a San Mamés, tras el parón por los partidos de selecciones. El choque ante los del Toto Berizzo, se disputará en domingo y a las 13:00 horas, en horario de vermú y poteo. Que no se nos atraganten, por favor.

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