La presencia europea del Athletic se sobrevalora

Según vas cumpliendo años, el tiempo empieza a correr como un lobo tras su presa. Con paso firme, decidido, rápido e imparable, como el del Athletic Club en Vigo. Dicen algunos sabios, líderes de la opinión deportiva en Bilbao, que fue cosa fácil, porque jugó contra suplentes... Pero también jugó contra un equipo de profesionales de Primera División, preparado, fresco y con ganas de demostrar su valía al entrenador.

Volviendo al tema del tiempo que nos ocupa, nos persigue y atrapa, parece que fue ayer aquel domingo de agosto, cuando nos juntamos en el bar, alegres e ilusionados, para ver el comienzo de nuestra liga en Gijón. Y que acabó en fiasco, siguiendo la tradición de nuestros inicios competitivos.  Han pasado nueve meses, otra temporada que termina y se nos avecina un largo tiempo sin futbol dominical. No ha terminado aún la liga y ya la estoy echando en falta. Y aunque falta la parte decisiva del campeonato, creo disponer ya de datos suficientes para presentar un balance personal y básico de la temporada del Athletic, plena de luces pero también con su zona de claroscuros.  Empezando por lo negativo, me parece que nuestro paso por Europa fue deficiente. Y no sólo por la eliminación de Nicosia, sino también por el conjunto de la trayectoria viajera por el continente. Creo que nos falta humildad en las competiciones europeas, por lo menos a prensa y aficionados.   Para ser alguien en Europa debemos demostrarlo. El APOEL nos parecía un mero trámite y resulta que en los últimos años ha superado dos fases de grupos en la Champions. Vaya, lo que hacemos nosotros casi todos los años. Cierto que en Bilbao les dimos un meneo, pero estas eliminatorias son a doble partido, y como visitante europeo, el Athletic no ha dado garantía alguna.  Pienso que a veces se sobrevalora esta presencia europea a cualquier precio. Si este año quedamos séptimos y gana el Barcelona la copa, la próxima temporada quedará totalmente condicionada, debiendo abordar una pretemporada extemporánea, fases previas, preparación física atípica y comienzos renqueantes. En cuanto ha soltado Europa, el equipo va como un avión.  A mí no me disgustaría jugar una temporada centrados en liga y copa, porque hay plantilla para mirar muy arriba. También me parece negativa la que parece inevitable marcha de Ernesto Valverde. No puedo decir que es el mejor entrenador del mundo porque no los conozco a todos, pero sí que me parece el mejor para el Athletic. Por la admiración que le tengo, entiendo que si al final decide irse es porque piensa que es lo mejor para el club.  Positivo e ilusionante, lo demás.  La plantilla ha pegado un salto muy importante. Apariciones y consolidaciones como las de Kepa, Yeray, Williams, Lekue, … son un auténtico tesoro. Lo de Yeray ha sido doblemente gratificante, porque a su eclosión futbolística se ha unido la brava superación del episodio de salud que nos heló la sangre por navidades.  Y en cuanto han recuperado el tono físico los pilares de la plantilla como Aduriz, Raúl, Beñat, Laporte, San José, Muniain (a De Marcos aún le falta un poco) el equipo ha mostrado su verdadera magnitud... También está en camino Iturraspe. Y siempre a punto Balenziaga, al que no le afecta jugar, si es preciso, todos los días de la semana.  Mi especial reconocimiento a Susaeta y a Iraizoz, jugadores que siempre han figurado y figuran entre mis preferidos, por la sencilla razón de que les avalan sus estadísticas. Larga vida futbolística a los dos.  Y esperanzadora la presencia activa de jugadores de la cantera en otros equipos, en especial centrocampistas como Vesga o Aketxe, o el mismo Erik Morán, aunque ya no sea jugador nuestro. En otras épocas Lezama parecía una fábrica de centrales, y hoy está generando todocampistas de muchísima calidad. Esa misma abundancia hace que jugadores como Jon Ander Garrido, a pesar de su extraordinaria trayectoria en el Cádiz, tengan difícil acceder a la plantilla del Athletic. Este perfil de jugadores que han crecido fuera de Lezama, como Mikel Rico, puede aportar mucho.  Pero si con algo futbolístico me quedo de la temporada, no es con una individualidad, una jugada, un partido o una victoria. Me quedo con un mensaje de alguien que no es cualquiera. Un jugador murciano de enorme calidad, deportista y de familia de deportistas con una historia impactante de superación.  Pedro León contó hace unos días que su hijo de seis meses ha nacido aquí, y que “puede jugar en el Athletic. Ya que su padre no puede jugar, él sí. Ojalá pudiera jugar en el Athletic. Desde fuera de Euskadi se sabe que es grande, aquí se ve más todavía”, dijo.  Pedro León, hermano del gran ciclista Luís León y de León Sánchez, el mayor de los hermanos, muerto en accidente de quad y a quien dedica sus goles. Una familia de Leones a los que su padre llamó así en homenaje al abuelo León. No diré que sus palabras me valen como un título, pero a mí me hacen sentirme muy orgulloso de ser del Athletic Club de Bilbao.  Habrá que seguir a ese chaval.
Por Gonzalo Arroita. Urbanista y socio del Athletic Club
El blog de Gonzalo Arroita: 'Nada urgente'