Carlos Gurpegui, el honesto
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"¿Gurpe? Por defender al Athletic metería la cabeza en un panal de abejas"
Ahora que llega la hora de colgar las botas uno se puede imaginar el duro trance que va a vivir esta semana un tipo tan apacible y discreto como Carlos Gurpegui.
Claro, me dirán, que ciertamente después de las que ha pasado desde el maldito 2002 tiene ya escamas en la piel. Sólo así se entienden palabras sentidas a fuego como cuando dijo aquello de que "he aprendido a odiar"; imaginen eso saliendo de la boca de quien menos te lo esperas, de una de las mejores personas que he conocido en mi vida. Una vida que demuestra toda su complejidad y sus caprichosos azares precisamente por el calvario que le ha tocado padecer al mejor chico de la manada, al más discreto y sanote. Y con él a toda su familia, a sus amigos, y en resumen, por simpatía, a todos los athleticzales. Pero eso hoy ya es lo de menos. Se nos va un icono. Si hace años salía al mercado la 'Marca Athletic 100%', su código de barras debería estar tatuado en la piel de 'Gurpe'.La historia del Athletic se construye con estrellas, con catedrales, pero también con tios con 'dos huevos' como Carlos. Representante máximo del -buen- jugador de equipo, del currela, del implicado, del que empezó de delantero y acabó de defensa, de los que hacen grande a una entidad, y más a una tan especial como el Athletic Club. El libreto del 'One Club Man Award' se construye con estrellas, con catedrales, pero también con tios con dos huevos como Carlos. Ese chico, que se ha partido literalmente la cara y las rodillas varias veces en el campo y, que como dice Imanol Etxeberria aquí, en un reportaje de ElDesmarque, "metería la cabeza en un panel de abejas por defender al Athletic". Por eso no voy a gastar una línea en los malnacidos que tan mal se lo han hecho pasar. Me quedo mejor con el reconocimiento al buen chico que ha servido para jugar de todo menos de portero, al que Heynckes quería "como a un hijo", al que nunca escatimó ni una gota de sudor por el equipo ni un minuto de su tiempo para atender a la afición, para superar las mil y una adversidades que le han tocado lidiar, y al que espero se encuentre acomodo en Lezama pronto. Lleva los valores Athletic en el ADN. No habrá mejor maestro que él. ¡Hasta pronto Gurpe!