Es Noticia
La importancia de llamarse Ernesto

La importancia de llamarse Ernesto

DMQ
Foto autor
Igor Santamaría

Reportar vídeo

De cuclillas o con los brazos en jarra; con los hombros bajos y esa muesca de inquietud incluso cuando el marcador le es favorable, y ahora, de momento, le acompaña siempre y en cantidades industriales; no hay ocasión en que cada vez que veo asomar en la pantalla a Ernesto Valverde piense que es el Athletic Club quien reclama la pelota.

Será por aquello de que el hombre es animal de costumbres y en Bilbao nos acostumbramos, y bien, al ademán de quien entiende el fútbol desde la normalidad. Término que es su mejor compañero de viaje allá donde si algo no ha encontrado en el último trimestre es precisamente orden y serenidad: desde tener que envainarse el affaire Neymar que reventó sus planes técnicos hasta la atmósfera política que contaminó la institución y el consiguiente compromiso liguero huérfano de público, pasando por un proceso de altas y bajas en la plantilla más propio del camarote de los hermanos Marx. Capítulos que a la mayoría de entrenadores les habrían llevado a capitular a las primeras de cambio.   Pero será el don de gentes o su capacidad de poner el foco en el contenido y no en el continente el que ha permitido al gasteiztarra enumerar a fecha de hoy sus batallas en Can Barca por victorias. Me embarga el temor de que si en San Mamés acabamos asistiendo con desazón y trazos de pesadumbre el rendimiento exitoso de un Athletic europeo y hasta campeón a manos de Valverde, como dando por acabado un ciclo o, como dijo Clemente antaño, cansados de ver siempre la misma cara; qué puede ocurrir con Cuco Ziganda si éste se ve incapaz de reconducir su proyecto en las próximas semanas tras haber aireado ya la grada el primer recital de pitos.  Al contrario de sus antecesores, desde Guardiola hasta Luis Enrique, Ernesto no es de los que reivindica su obra de autor ni alza la voz o impone su voluntad por decreto. Señalan como ejemplo lo sucedido ante el Getafe cuando sacó a Deulofeu por el lesionado Dembelé y le explicó la forma de asentarse en la banda izquierda. De repente, Messi conminó a su compañero que no, que fuera a la derecha, y Valverde no se sintió desautorizado sino que aceptó la orden del argentino con tal de que éste se sintiera más cómodo. Una imagen que, con el asturiano, habría hecho correr ríos de debate exacerbado sobre quién ejerce verdaderamente el mando.

Los analistas intuyen que ha convertido al Barça en un equipo de verdad, con jerarquías, pero un gran vestuario donde sus futbolistas acreditan que el técnico tiene gran parte de buena culpa. "No te machaca con mensajes pero cuando te los dice, la clava", exponen desde dentro.   El rompecabezas le funciona incluso cuando deshace la columna vertebral, ha recuperado el juego de medios y hasta a Iniesta, cómodo con el cuero entre las piernas. Bien se le puede etiquetar con el título original de la comedia de Oscar Wilde, ‘The importance of being Earnest’, que podría haberse traducido como ‘La importancia de ser serio’, aunque finalmente desapareciera el juego de palabras con el nombre propio del ‘hermano’ del protagonista.  Sustentará Valverde su cámara con el mejor trípode posible, y no saldrá en la foto quien se haya movido tarde o mal, retocará a fondo los márgenes y si hace falta volverá a la técnica del revelado para buscar la paz interna y con el entorno, que se presume difícil ante la coyuntura de la secesión catalana, adalid del Instagram del sosiego, como le han llegado a acuñar.   Solo que aquel entrenador que fue cabezota con San José, buscó socio para Aduriz, confió en Balenziaga, buscó más de un Yerai y alargó el potencial de Raúl García, entre otros meritajes, contempla desde la distancia, seguro que con el alma dolorida, cómo se tambalea ese castillo de naipes que parecía tener bien fijados sus cimientos. No se sabe qué ocurrirá con Ernesto allí donde una semana adversa se transforma en un ciclón de crisis, pero actualmente el ambiente y el fútbol le van rodados.  Esperemos que los quilates de naturalidad que inyectó en Bilbao sirvan para que La Catedral tenga en Kuko la paciencia debida para que el proyecto heredado transite por donde se esperaba una vez el equipo haya recuperado el pulso. Y sepamos valorar entonces, con mayor justicia si cabe, cuál era, y es, la importancia de llamarse Ernesto.
Por Igor Santamaría, periodista diario Deia 

@Santawarrior

0 comentarios
Escribir comentario 0 comentarios
Deja una respuesta

Información básica de Protección de Datos:
Responsable de los datos: El Desmarque Portal Deportivo, S.L.
Finalidad: con la que se tratan sus datos personales: gestión de comentarios en el blog.
Derechos que le asisten: podrá acceder, rectificar y suprimir los datos, así como revocar la autorización para el tratamiento de los datos, ejercitar los derechos de limitación, portabilidad, y a no ser objeto de decisiones automatizadas dirigiéndose por escrito a la dirección: legal@eldesmarque.com.
Información adicional: puede consultar la información detallada en el siguiente enlace: https://www.eldesmarque.com/politica-de-privacidad (apartado “Gestión de comentarios en foros y blogs”).

Cancelar

Cargando