Empate insuficiente pero reconfortante

El Cádiz sólo fue capaz de sacar un punto de Albacete y se complica un poco más sus opciones de jugar el play off, pero la nota positiva es que en esta ocasión sí se vio un equipo con ambición y ganas para ir a por la victoria. Se sobrepuso a las lesiones de sus extremos y lo tuvo en sus manos.

Era un partido que había que ganar y a los cinco minutos el Cádiz ya había hecho más en ataque que en una hora en Valladolid. Carrillo remató al larguero con un excelente cabezazo a centro de Correa. En el inicio la posesión era amarilla y se le veía, esta vez sí, con la convicción de buscar la portería del rival.
El control era cadista, pero no era capaz de encontrar espacios y ni Salvi ni Álvaro aparecían. Enrique Martín no tenía problema en darle el balón, sabedor de que no es su especialidad. Pero el buen trabajo de Tienza en el centro del campo le dio la opción de contragolpear en alguna ocasión en los primeros minutos. El sustituto de Garrido lo estaban haciendo bien.
El equipo local buscaba sorprender al más puro estilo Cádiz buscando la movilidad de Héctor Hernández y el trabajo incansable de Zozulia. A la media hora de partido ya no estaba pasando nada, había mucho balón dividido pero poca calidad. Para colmo, Salvi se lesionaba y Cervera daba un mensaje de lo que quería hacer dando entrada a Barral. Por ambición no podía ser en esta ocasión.
Sin embargo, todo dio un giro en el minuto 39, cuando el árbitro señaló un riguroso penalti sobre Héctor Hernández en una acción en la que los dos se iban agarrando. El propio jugador del Albacete lo transformó y el Cádiz, una vez más, se ponía por detrás en el marcador.
La cosa se ponía muy complicada, pero de algo sirvió la experiencia de Barral. El isleño forzó una jugada en el área que consideró penalti el colegiado, que no tendría la conciencia muy tranquila del penalti anterior porque tampoco lo pareció. Al filo del descanso Ález Fernández lo transformaba y el Cádiz hacía lo más complicado.
Quedaba la segunda parte para lograr una victoria esencial. Pero no iba a ser sencillo por muchos motivos y uno de ellos era la lesión de Álvaro nada más comenzar la segunda mitad. El Cádiz se quedaba sin sus dos extremos, pero había que confiar en los que estaban en el césped, sobre todo porque entraba Alberto Perea.
El albaceteño tomó el mando y muy pronto empezó a demostrar que es el jugador diferente del equipo. Capaz de irse en el uno contra uno y de mejorar cada jugada que pasaba por sus botas. Un disparo suyo en el 55 hizo que Tomeu firmara una buena intervención. No estaba Álvaro, pero sí Perea y no era malo del todo el cambio.
El partido volvía a estar muy igualado y aunque parecía que el dominio era amarillo, el Albacete creaba peligro a balón parado y el cadismo no podía estar tranquilo. En ataque el equipo se tenía que encomendar por completo a Perea porque el resto del equipo no terminaba de funcionar. Los centros no eran buenos y su posesión no se traducía en ocasiones claras.
Cuando quedaban 20 minutos para el final llegó una ocasión muy clara para Dani Romera, que pudo lanzar solo delante de la portería albaceteña tras un mal despeje, pero su disparo se marchó cruzado. Acto seguido llegó otro lanzamiento peligroso de Carrillo, pero el guardameta despejó con acierto. Pasaban los minutos y el Cádiz estaba avisando seriamente.
El exdelantero del Sevilla Atlético estuvo a punto de marcar en otra oportunidad en la siguiente jugada, pero el balón salió alto por muy poco. El Albacete respondía con un lanzamiento de Acuña, que acababa de entrar. El partido se rompía por momentos y había peligro en las dos áreas.
El Cádiz había desaprovechado los momentos de mayor acoso en el área local y en los minutos finales las fuerzas estaban muy igualados. Ya no estaba tan claro que el triunfo fuera a caer del lado gaditano, pero el equipo lo estaba intentando hasta el final. Pero no pudo ser y se escapó otro triunfo para pelear al máximo por el play off.