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Los Mafiosos

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Foto autor
Juan Carlos Aragón

Lo del Rubio iba en serio. Un comparsista, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que se me dirigió a través de wasap de esta forma: “Rubio, qué”. No sé si lo hizo como chiste o como burla a propósito de mi recién estrenada dorada melena, la que antes usaba para peinarme como Camarón, que luego dejé a su aire por diferencias con mi peluquero y finalmente cambié por obligación estética para cubrir los escarnios de mi creciente lenguao. Pero me gustó. El Rubio. Sonaba rotundo y elegante a la vez. Imponía autoridad sin necesidad de recursos ni amparos. Empecé a avisar. Si la transexualidad es un derecho, la transnominalidad también. Lo de “Cabesa” era justo, pero arcaico. De barrio chungo. Un mote de medio pelo. Cada vez más vulgar, aunque las fotos en grupo explicaran el sentido del apodo. Mas una tarde en el ensayo, recibí un inocente y cariñoso wasap de mi hijo:

—Papá, ¿sabes cómo me dicen en el colegio? Cabesa.
—Po ese pa ti y El Rubio pa mí —fue mi respuesta.
Se lo mostré a los míos y les aseveré que, con razón o sin ella, a partir de ahora, el Rubio. Ellos, mi gente. Pero para que todo tuviera un final feliz, solo me quedaba conseguir que el grupo remara siempre en la dirección que yo ordenara. Se estaban creciendo de modo preocupante. Si yo apuntaba al norte, ellos al sur. Si yo sugería este pasodoble ellos cantaban aquel. Aceptaban lo del Rubio pero seguían haciendo lo que les salía de los huevos.
—Esto se va a acabar —me dije un día. Cuando se den cuenta será tarde y ya tendré el poder absoluto sobre la comparsa. Tres años de innecesaria generosidad me obliga ahora a remontar, pero montañas más altas he subido.
Y empezó el juego. Mi leal Kanica me preparó la estampa. Mis otros nombres se olvidaron. Rubio pacá, Rubio pallá. Ole Rubio, qué arte Rubio, mira cómo hago lo que me da la gana, Rubio. Recordé un viejo debate de la adolescencia, acerca de si vacilaba el que quería o el que podía. El que quería y no podía apostaba por la primera opción. El que de verdad podía, ni vacilaba. No se trata de vacilar, sino de poder. No obstante, siempre tuve en cuenta la máxima política de que la voluntad de poder solo se disfruta cuando tienes a los tuyos seguros y contentos. Y en esas anduve desde la fecha aquella hasta la de hoy, en que he decidido ingresar en ese mundo en el que no hay más derecho ni libertad que la que el dicta el Rubio. Y de hacerlo real se encarga su gente. Ya está bien de tonterías y guapadas. Ya basta de ir de niños buenos porque ninguno lo somos, ni ellos ni yo. Millonarios y no tenemos dónde caernos muertos. Mucha Guayabera y follan menos que el chófer del Papa, que siempre va diciendo adiós. Saqué Los Peregrinos y no me dejaron sacar el pepino —con un papel nos la vamos a coger a estas alturas—. Esto no es carnaval ni por el forro. La chirigota puede esperar porque antes hay que saldar algunas cuentas pendientes. Mi Torre de Preferencia ha sido relegada al mito y al olvido, y Kichi I de Rotterdam está convencido de que él es el único que manda en la ciudad.
El mundo está recorrido de forma transversal por familias y clanes que hacen y deshacen a su antojo. No tienen rostro, pero si quieres saber quiénes son solo tienes que sospechar de todos aquellos que niegan su existencia. Solo pueden hacerlo con motivo quienes tienen intereses en ella. En el fútbol, en la política, en las finanzas, en el arte, en la universidad… en el carnaval. Pero hasta la mafia posmoderna ha perdido su encanto, su glamour, su aureola de cómica misericordia. Por esa modita de la corrección social de los cojones, hasta los mafiosos procuran disimular, como renegando de su condición y haciendo de lo mafioso un fenómeno corrupto y alternativo, cuando es más digno que el propio Estado.
Y ya no adelanto más, que el artículo no quiero que me delate. Estoy harto de cantar en contra del botellón, a favor de la abuela y demás polladas que a la gente le gusta. El que avisa no es traidor. El Rubio está avisando, y no hace falta decir que pobre del que lo traicione. Aquí las cosas se consiguen sólo de una manera: la mía. Si antes he fallado me ha servido para aprender. Tápense los oídos. No soporto la ley del más tonto, y el Falla es un lamentable ejemplo de ese tipo de ley, impuesta desde arriba para que el tonto la cumpla y el listo la salte. Pero no saben que por encima del listo y el tonto anda el Rubio.
El año que viene habrá carnaval y justicia de verdad. El grupo lo sabe. Yo no voy a hacer nada. O casi nada. Ellos se encargarán del resto. Ellos van a ser Los Mafiosos. ¿Conforme, pueblo?
EL RUBIO (antes: JUAN CARLOS ARAGÓN)

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  1. Invitado

    Rubio, llámate como quieras pero por tu mare no cantes más en un CD.

  2. Alejandro Alonso Lopez

    El otro comentario del señor invitado me recuerda a los votantes de Trump: "Tú eres el que dice las cosas como son, sigue así con la filosofía esa y las verdades como puños, eres el que habla sin filtros...." A mi me daría vergüenza de verdad, captar para mi redil este tipo de mentalidades.... me cuesta imaginar una suma de dinero que me fuese suficiente recibir, para soportar a mi lado a gente así voluntariamente, o si acaso buscar que gente así se me unan a mi causa... o a mis repertorios. No sé si es que Juan Carlo tiene más estómago que el nivel medio de la gente que estudia algo de humanidades en general, o menos neuronas de las que se les presuponen por sus éxitos... pero es que algunos artículitos de aquí son pa quitarle el carné de filósofo y darle el de Cohelo, o el de los libritos de autoayuda... no hablemos ya de la deriva que ha tomado el carnaval en las últimas 2 décadas, que eso lo trato en el otro comentario... de verdad que me caliento...

  3. Invitado

    Se viene una comparsa del Rubio como nos gusta a sus aficionados, él siempre ha escrito coplas en las que dice las cosas tal cual las piensa, sin filtros, y por eso se caracteriza el antes conocido como Cabesa y creo si no me equivoco y tomando en serio sus palabras que el año que viene mas de uno que se creen dioses del carnaval van a tener dificil superarle, nos encanta, a mi personalmente, el Juan critico y filosofico que sabe tocar perfectamente en la tecla exacta para emocionarnos y sacar pasosodobles que quedan para la historia.

  4. Alejandro Alonso Lopez

    Buenas!! Vengo a pediros ayuda. A raiz de la condena a la tuitera Cassandra y al debate que percibo que se ha montado en todo el país sobre la libertad de expresión en las redes sociales, el humor, la ironía y las sentencias teledirigidas de nuestro sistema judicial; estoy buscando algún pasodoble de carnaval actual que tratase sobre este asunto de la libertad en las redes. No busco pasodobles lacrimógenos sobre un malvado que se esconde en el anonimato de la red y hace mucho daño a corasonsitos gaditanos; ni telenovelas musicadas en las que se define a un bueno y a un malo, para acabar llamando c-br-n (ó) h-j- d- p-t- en el final del pasodoble, al que previamente se ha definido como malo... pa que al intérprete se le marquen las venas en el cuello y se le llene la boca. Busco una reflexión sobre la libertad de expresión en la redes, 'un sitio' como otro cualquiera, y todo lo que conlleva. Es una pena que en el siglo pasao, nuestro carnaval fuese un instrumento para burlar la censura y por momentos prácticamente tiró del pais, en la evolución de la libertad de expresión; Y a día de hoy el carnaval esté tan subido a esto del 'capitalismo: sistema de la rentabilidad', que ni siquiera comparece en sus repertorios a debates que están en la sociedad de hoy sobre libertad de expresión. Como si para los autores lo conseguido el siglo pasado en materia de libertad de expresión, ofrece ya y todavía hoy, un terreno amplio en el que poder expresar todo lo imaginable para sus repertorios: populismos y palabrotas. Todo conseguido ya... para muchos como digo tras vencer a la dictadura, se amplía 'el terreno cercado' de la libertad de expresión, lo suficiente como para que no sean capaces de imaginar nada que puedan querer decir en sus repertorios fuera de ese cerco ampliado... pero esto no es fruto de la amplitud 'del cerco' de la libertad de expresión conseguida, es problema de la estrechez o de la incapacidad, que muestra el sujeto que lo piensa. La libertad de expresión no es algo que se consigue o no se consigue, sino que la manera en la que un individuo se considera que puede expresarse libremente o no, está en constante transformación por los cambios socioculturales, tecnológicos... la libertad de expresión no es algo que ya consiguió el carnaval de cádiz tras la dictadura y ahora podemos sentarnos sobre ella a hacer tseudoliteratura chovinista. A día de hoy el carnaval de cádiz no sólo es que esté completamente alejado de esos debates que sin embargo están en la sociedad y son actualidad, sino que es que si acaso comparece, encima parece que camina en dirección contraria. Espero al menos que estéis ganando mucho dinero, porque sino no tendría ningún sentido seguir aceptando esta incongruencia en la que vivís, entre la finalidad de rentabilidad de vosotros como profesionales del 'pachachismo' y el espectáculo; y el contenido de repertorios que a menudo defienden lo contrario... porque como digo las consecuencias de haber llevado el carnaval a este paradigma de profesionalización, es habernos alejado por completo de debates sociales tratados en términos de actualidad, y no de nostalgia tseudoliteraria o tseudopoética... para emocionar a locas de los gatos. Por eso es que espero que al menos alguien esté disfrutando las ganancias de este 'cambio de estado' del carnaval, sino no tendría ningún sentido aceptarlo o contribuir a que se dé... digo yo...

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