Rubén evita una goleada de escándalo
Añorando tiempos pasados en los que el Deportivo afrontaba las visitas al Camp Nou pensando en alcanzar objetivos mayores, los hombres de Cristóbal Parralo viajaron a la Ciudad Condal esperanzados en plantarle cara al líder. Para intentarlo, el míster blanquiazul confió en los mismos once jugadores que doblegaron al Leganés en Riazor. El resulto ni mucho menos fue el deseado.
El cuadro herculino saltó al césped blaugrana con las ideas claras: Çolak y Lucas Pérez apretaron la salida de balón de los centrales de Valverde y las dos líneas de cuatro por detrás se plantaron prácticamente en el centro del campo. La idea, consecuente con la propuesta de Cristóbal, buscaba alejar al equipo local de la meta defendida por Rubén. Enfrente, El Barça colocó a Jordi Alba como falso extremo en la banda izquierda, con todo el carril para él, y ubicó a Messi por detrás de Luis Suárez, alejado de la banda derecha.
Los primeros veinte minutos de juego se asemejaron a lo previsto por el Deportivo: ritmo bajo, pocas ocasiones en una y otra portería y la sensación de organización que el cuadro coruñés ha transmitido desde que Parralo se hizo cargo del equipo. Tan solo un disparo errático de Messi y una incursión de Luis Suárez a la espalda de Sidnei Rechel sembraron incertidumbre en la meta coruñesa.
El Deportivo le perdió la cara al partido tras encajar el 1-0
Cuando las aguas parecían calmadas, Alcácer cayó lesionado, Aleix Vidal saltó al césped en su lugar e Iniesta rectificó su posición, ubicándose en la banda izquierda. Una situación azarosa que terminó por perjudicar al cuadro blanquiazul, porque logró involucrar a Messi. El argentino agitó el partido, obligó a intervenir en dos ocasiones a Rubén Martínez y una asistencia suya facilitó el primer tanto de la contienda, obra de Luis Suárez. El charrúa tan solo tuvo que empujar la pelota al fondo de la red, sin oposición.
El 1-0 desnortó al Dépor, incapaz de mantener la misma línea de los primeros 20 minutos. Las pérdidas en posiciones intermedias se hicieron muy habituales y el Barça castigó las imprecisiones. A la contra, Messi disparó al larguero y posteriormente gestionó un ataque vertical que él mismo finalizó contra el poste izquierdo y Paulinho remacharía sin oposición. El castigo pudo haber sido mayor de validar Mateu Lahoz un gol fantasma marcado por Luis Suárez de rabona que Rubén detuvo al límite, imposible de apreciar con el ojo humano.
El segundo tiempo no trajo buenas noticias: Luis Suárez remató libre de marca en el segundo palo al aprovechar un centro lateral de Sergi Roberto sin que Navarro, Sidnei o Schär importunasen a los azulgranas y convirtió el tercero de la noche. Y el paso de los minutos tampoco varió el escenario: Suárez disfrutó de un mano a mano que salvó Rubén, Messi envió un balón al palo -el tercero- y el propio crack argentino gozó de un lanzamiento desde el punto de penalti que detuvo magistralmente el portero coruñés.
Cinco minutos después de evitar el 4-0, Paulinho conseguiría su doblete y el Deportivo se resignó a su suerte. Tan solo la falta de puntería de Leo Messi en la recta final de la contienda evitó una goleada escandalosa. Mucho que mejorar.
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