El año de la transformación

Despedirse de un hogar no es fácil. Dar la bienvenida a una nueva casa, tampoco. El Atlético de Madrid ha vivido eso y mucho más en un 2017 combulso, plano en cuanto a fichajes, regular en el plano deportivo y marcado por el adiós del Vicente Calderón, que dejó atrás más de 50 años de sentimientos a orillas del Manzanares.

Una nueva era

Algunos recordaban a Falcao metiendo cinco goles al Deportivo. Los más viejos, a Luis Aragonés inaugurando la portería del Fondo Sur del Manzanares. Otros crecieron viendo a Torres galopar por las bandas, mientras que los más jóvenes no olvidan a la pareja formada por Agüero y Forlán. Cientos, miles, acudieron cada domingo a orillas del río para ver a su equipo en Segunda. Cientos, miles, dijeron adiós de forma definitiva a su casa el pasado 21 de mayo.
El año 2017 del Atlético ha girado en torno a la despedida del Vicente Calderón. Para entender lo que pasa, que diría Sabina, habría bastado con acudir un día cualquiera al feudo rojiblanco. Bajarse en Pirámides, recorrer el Paseo de los Melancólicos, bajar por Pontenes o vislumbrar las cristaleras del estadio por Madrid Río. Todo ello quedó atrás para dar la bienvenida a una nueva época, una nueva era en el conjunto colchonero.
El Calderón echó su cierre europeo bajo una cortina de agua difícil de olvidar. Semanas después, dijo adiós de forma definitiva al Atlético con un doblete de Fernando Torres, que fue al celebrarlo junto al córner de Pantic.
Cuatro meses después comenzó una nueva era en el Atlético de Madrid. Enrique Cerezo lo definía como un negocio, pero la afición volvió a tirar de sentimentalismo cuando el 16 de septiembre, por primera vez en sus vidas, se trasladó hasta el distrito de San Blas para presenciar el primer partido en el Wanda Metropolitano.
Griezmann inauguró las porterías en un primer duelo y el Atlético acusó un pequeño problema de adaptación en sus primeros partidos, algo que de momento parece haber dejado atrás.
Junto a ese cambio de estadio, el Atlético de Madrid también ha transformado su emblema más importante, el escudo. O el logo, como sus propios dirigentes lo han llegado a catalogar mientras que miles de aficionados recogían firmas para que el club se echara atrás. No pasó, y en el Metropolitano desde el primer día lucía la nueva bandera.

Ni una sola cara nueva en 2017

Aquel 16 de septiembre se estrenó estadio. Se estrenó también la nueva bandera con el nuevo escudo, nuevas costumbres, una nueva vida. Pero lo que no ha estrenado el Atlético de Madrid en este 2017 ha sido ningún jugador. Y es que el pasado mes de junio el TAS confirmó la sanción de la FIFA, que impedía al club inscribir jugadores hasta enero de 2018.
El Atlético tampoco pudo fichar en el mes de enero, por lo que no ha realizado ninguna incorporación en todo 2017. La ausencia de refuerzos se hizo patente en las primeras jornadas y aún más notable en la Champions, pues la falta de gol acabó siendo una losa imposible de levantar para el Atlético, que aún así cerró las incorporaciones de Diego Costa y Vitolo para el próximo mes de enero.

Dos semifinales

En lo plenamente deportivo, el Atlético no ha cambiado. La máquina competitiva que construyó Simeone allá por el año 2012 sigue inquebrantable. Ni la ausencia de fichajes ni el cambio de casa ni la falta de gol han sido escusas para el Cholo, que sigue reinventándose año tras año.
Eso sí, el curso pasado no sirvió para levantar ningún título. El Atlético acabó arrebatándole la tercera plaza al Sevilla con un final de campeonato espectacular, pero se quedó lejos de poder disputar el título.
Antes, en el mes de enero, el Barcelona se cruzó en el camino del cuadro colchonero y le arrebató la posibilidad de jugar la final de la Copa del Rey. Un partido de vuelta trepidante en el Camp Nou dejó al Atlético con la miel en los labios en una situación que se asemeja a lo sucedido en la Champions League.
Por que el cuadro rojiblanco, una vez más, compitió con los mejores equipos del mundo y se plantó entre los cuatro mejores de la Champions. Su verdugo fue el mismo, siempre vestido de blanco. El Real Madrid endosó un duro 3-0 en el partido de ida y los colchoneros, en la vuelta, hicieron un amago de noche histórica.
Los goles de Saúl y Griezmann elevaron el 2-0 en el marcador, pero la genialidad de Benzema acabó allanando el camino para los blancos. Para el recuerdo, eso sí, aquellos últimos minutos europeos en el Vicente Calderón, con toda la hinchada cantando y botando bajo una lluvia que había cubierto por completo la capital de España. Una noche triste, pero una noche para el recuerdo.

De las dudas a los récords

El Atlético de Madrid comenzó el nuevo curso con el gran hándicap de no tener refuerzos, pero Simeone levantó el equipo tras las dudas iniciales. Los colchoneros encadenaron demasiados empates en un tramo inicial de campeonato en el que se volvió a evidenciar la falta de gol, pero el 'unocerismo' se acabó haciendo patente para que el Atlético acabara el año 2017 en la segunda posición de la tabla. Ni tan mal.
Antes, eso sí, los rojiblancos habían quedado apeados de la máxima competición europea tras ser incapaces de ganar un solo partido al Qarabag, el rival más asequible del grupo. El objetivo de estar en Kiev quedó atrás y ahora no queda otra que mirar a la final de la Europa League, que se disputará en Lyon.
De un modo u otro, este final de año ha dejado un triple récord en el Atlético de Madrid. Por primera vez en su historia, los colchoneros han encadenado 20 jornadas consecutivas sin perder en el campeonato doméstico. Los de Simeone se mantuvieron invictos hasta la jornada 17 de Liga, en la que se pararon todos los registros.
Hasta esa última derrota en Cornellá, el Atlético no había perdido ni un solo partido de Liga fuera de casa en todo el año 2017. Un último partido que no ensombrece la capacidad reconstructiva de Simeone y su afán competitivo en el equipo, en un Equipo, que vuelve a ser competitivo de principio a fin.
Y con Diego Costa, Vitolo y un mercado reabierto, lo mejor está por llegar.