Jan Oblak o cómo calmar el sufrimiento

"Parece que ha echado la persiana el amigo Oblak". Son declaraciones de Ander Capa, jugador del Éibar, tras caer derrotado ante el Atlético de Madrid en Ipurúa en un partido en el que el esloveno, una vez más, se creció bajo palos y volvió a dejar su puerta a cero.

Jan Oblak ha cerrado la primera vuelta con una astronómica cifra de apenas ocho goles encajados tras 19 jornadas. El meta demostró en Ipurúa que no se altera con nada y ante nada. Da igual que el Éibar presione, que un balón se vaya rozando la madera y que le rematen tres veces a bocajarro. Da igual que Godín meta el pie en última instancia hacia su portería o que los extremos del cuadro local pongan mil y un balones al corazón del área.
Allí aparece el esloveno, camuflado siempre bajo un gesto sereno, calmando el eterno sufrimiento de un Atlético que volvió a dejar su puerta a cero por séptima vez en las últimas nueve jornadas. Sí, leen bien: Oblak ha encajado sólo dos tantos en los nueve últimos partidos de Liga, y uno de ellos fue de penalti.
"El equipo ayuda a que la portería se mantenga en cero desde el esfuerzo colectivo de los delanteros. El esfuerzo colectivo hace que él, con su talento, resuelva situaciones importantes", declaró Simeone tras el partido. Y es que Oblak tiene unos números inimaginables cuando llegó al Atlético a cambio de 16 millones de euros con la difícil misión de hacer olvidar a Courtois. Oblak es una de las grandes figuras de los rojiblancos y lo sigue demostrando partido a partido.