El Real Madrid regala la Liga por Navidad
Un clásico sin valentía, un clásico sin Isco, un clásico sin alma, un clásico sin armas, una Liga sin clásico. El Real Madrid ha abandonado la pelea por el campeonato este sábado prenavideño. Ha visto cómo el Barcelona le ha pasado por encima en la segunda mitad castigando un planteamiento timorato, medroso y hasta falta de personalidad, porque los nervios destrozaron a los de Zidane tras el 0-1.
El plan de Zidane era frenar al Barcelona, pensar en Messi antes que en lo demás, algo que se plasmó a la perfección en el 0-1. Dejó a Isco sin jugar, un mensaje demoledor para los suyos, para los otros, para todo el mundo. Si el malagueño no tiene magia suficiente para un clásico, es que Zidane no la quería, no ls buscaba. Y lo pagó caro. Siendo honestos, el plan no salió del todo mal en la primera mitad, aunque no fue suficiente. El plan se hundió en la segunda, justo cuando el técnico francés dio un giro de tuerca más y ordenó a Kovacic que siguiera hasta las sombras de Messi.
Por ahí se rompió su Madrid. Se rompió por su propia prudencia, por su falta de valentía, por la falta de identidad. Cuando el Madrid no es el Madrid, el Barcelona tiene más fácil ser el Barcelona. Y así fue.
Arranque de igualdad y cada uno a lo suyo
El Real Madrid salió al encuentro más metido, más intenso, presionando más. El Barcelona, sin embargo, contemporizó, la clasificación le daba esa posibilidad. Intentaba jugar pausado, a través de Busquets o Iniesta, intentaba cortocircuitar el ritmo madridista y bajar de revoluciones el encuentro.
Keylor y Stegen
El resultado fue un equilibrio bastante constante entre las ganas madridistas y la composición culé. Pocos jugadores desnivelaban la balanza del juego. Alguna vez Cristiano en velocidad, alguna vez Messi con algún movimiento o pase profundo, alguna vez Modric en arrancada o alguna vez Paulinho con su llegada. Pero la realidad es que no parecía estar casi nadie demasiado cómodo en el partido. Ni Messi, al que Kovacic, la variante sorpresa de Zidane, atosigaba con bastante exigencia. Eso sí, las dos veces que el argentino se zafó puso dos asistencias a Paulinho que podrían haber acabado en gol si no fuera por las excelentes intervenciones de Keylor Navas.
También Ter Stegen se lució en un disparo de Cristiano, aunque fue el palo el que evitó la ocasión más clara del Real Madrid en un remate de Benzemá, que le ganó el espacio a Vermaelen. Fue casi la única aportación del francés en una primera parte floja por su parte.
El peaje de la obsesión por Messi
La segunda parte rompió absolutamente el partido. Además de salir el Barcelona más intenso, dándole la vuelta a la tendencia del partido, a los pocos minutos llegó una de las jugadas claves del partido. Tras una maravillosa acción de Busquets en la salida de la pelota, Rakitic se encontró un pasillo en el centro del campo, un pasillo donde Zidane había intentado acumular jugadores. La razón, Messi dio un paso al costado y con él, Kovavic, que salió tras el descanso siguiendo la sombra del argentino, por orden de su técnico, claro está. Sergi Roberto y Suárez remataron la conducción del medio culé para hacer el 0-1 y romper el partido.
Adiós Carvajal, 'pasillo' al Barça
El 0-1 metió al Real Madrid en una dinámica absolutamente histérica. No acertaba a dar dos pases seguidos. Fallaba y fallaba en la salida de la pelota y el Barcelona se hizo con el encuentro con una comodidad abrumadora. Tanto, que Messi, que había estado hasta incómodo en la primera mitad, campó a sus anchas. En un pase suyo nace una jugada rocambolesca que acaba en gol, aunque previamente en un 'paradón' de Carvajal. El penalti lo transformó Messi. A Carvajal se le fue la cabeza y condenó a su equipo, más aún que el marcador.
La puntilla de Aleix
El Real Madrid intentó tirar de algo de épica, de algo de personalidad, de algo de reacción en el Bernabéu, pero apenas hubo amagos que se encargó de frustrar Stegen. Es más, el que dio la puntilla fue Aleix Vidal, que marcó.
¿La Liga es blaugrana...?
Son 14 puntos de diferencia, 11 si el Real Madrid gana al Leganés. No es imposible recortar una distancia así, pero se convierte en inviable ante la seguridad demostrada por el Barcelona, y los nervios demostrados por el Real Madrid en el Santiago Bernabéu. El golpe en la mesa del Barcelona en Madrid es tremendo, tanto que hace pensar ya en una Liga blaugrana. Eso sí, solo puede haber un equipo en el mundo capaz de remontar esa distancia, el Real Madrid.
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