Primer (y agónico) golpe sobre la mesa

Suena a tópico y quizás pueda serlo, pero lo más importante para el Málaga es que ha empezado la temporada sumando tres punto en un escenario complicado. El equipo puede y debe jugar mejor, algunos errores tienen que ser corregidos y faltan fichajes. Pero tras ir perdiendo casi todo el partido en el Anxo Carro, los tres puntos logrados por el conjunto blanquiazul saben a gloria. Los goles de Juankar y N'Diaye en tres minutos de oro (del 85 al 88) sirvieron a los de Muñiz para sumar su primera sufrida victoria del curso ante un Lugo que compitió y exigió mucho.

Todo empezó cuesta arriba. Seis minutos después del pitido inicial el Lugo se adelantó en el marcador gracias a un regalo inexplicable de Ontiveros. El marbellí, presionado en zona defensiva, perdió un balón que se le quedó franco a Cristian Herrera para batir por bajo a Munir y hacer el 1-0. El Málaga intentó adueñarse del balón tras el gol local, pero se palpaba cierto nerviosismo entre los jugadores blanquiazules, que este sábado vistieron de negro en el Anxo Carro. Las continuas imprecisiones en el pase impedían avanzar y crear peligro a los de Muñiz, que no sabían cómo meterle mano a un ordenado Lugo que podía permitirse jugar con mucha pausa, con paciencia.

El equipo sigue adoleciendo de creatividad. No hay combinaciones rápidas, no se generan ventajas. Al Málaga se le aparecían los fantasmas del curso pasado. Las únicas acciones de peligro de la primera mitad se generaron a balón parado. Ricca remató desviado en el 33' a la salida de un córner. Sí, hubo un posible penalti a Adrián justo después, pero también cabe mencionar que el saque de esquina que le precedió no era tal. Ya al filo del descanso, Luis Hernández tuvo la más clara también en un córner. La prolongó de cabeza Ricca y le quedó el balón muerto al madrileño en el segundo palo, pero su fuerte disparo con la zurda se marchó a las nubes.

Mejoría en la segunda parte

No le debió gustar demasiado lo que vio sobre el césped en los primeros 45 minutos a Muñiz, que hizo un cambio tras el paso por los vestuarios. Se retiró del terreno de juego Ontiveros, desafortunado protagonismo en el 1-0, y su lugar lo ocupó Juankar. El Málaga adelantó líneas en la segunda parte, pero el poco peligro seguía llegando a balón parado. Adrián tuvo una en el 51', pero remató mal y desviado. Poco después, el Lugo pudo ampliar su ventaja. Erró un par de despejes Pau y Juan Muñiz disparó ajustado, pero Munir hizo una gran parada y salvó el 2-0.

Con algo de coraje y muy poco fútbol, el conjunto blanquiazul seguía tratando de igualar la contienda. Pero sin éxito. Muñiz dio a entrada a Blanco Leschuk e Hicham parar intentar tener más mordiente arriba. Y el peligro seguía llegado sólo a balón parado. Luis Hernández tampoco aprovechó otro barullo en el área del Lugo en el minuto 72, e instantes después Blanco Leschuk no acertó a controlar ni rematar un buen centro de Hicham, al que se vio activo, osado y muy vertical. 

Precisamente del marroquí nació el gol del empate, que llegó en el minuto 85. Hicham se marchó de su oponente y puso un centro que acabó en las botas de Juankar, que con mucha sangre fría batió a su tocayo Juan Carlos. Sin jugar bien y sin demasiadas ideas, lo estaba mereciendo el Málaga por ganas, por intensidad y por ímpetu. El éxtasis llegó en el 88', con un tremendo cabezazo de N'Diaye tras un centro de Luis Hernández que se coló por toda la escuadra. El franco-senegalés ha venido para esto. No para hacer goles porque no es su función, pero sí para demostrar ser uno de los jugadores más diferenciales de la categoría.