Una máquina perfectamente engrasada
Sigue la fiesta en Málaga. El líder no da tregua y suma su quinta victoria en otras tantas jornadas. 15 de 15. Pleno. No hay lugar en Martiricos para la calma y la prudencia, al menos en el aficionado de la calle que ha olvidado por completo el sufrimiento de meses pasado. Qué levante la mano el que no sueñe ya con el ascenso. El conjunto de Juan Ramón Muñiz es una máquina que, a día de hoy, funciona a la perfección y que logró la mayor goleada de la temporada ante un Córdoba herido. El peor rival ante el que se ha enfrentado la escuadra costasoleño en estos primeros meses de competición.
Con un armazón muy definido y con sangre fresca que da un plus de verticalidad, esta máquina maneja un repertorio básico pero efectivo y que hizo un daño tremendo al Córdoba, un rival que sigue sin saber lo que es ganar en estas cinco primeras jornadas.
Tanta era la fragilidad del Córdoba en labores defensivas que el Málaga lograba dos goles en apenas 45 por primera vez en lo que va de temporada. Tanto en el gol de Adrián de cabeza como en el de Hicham después el patrón fue idéntico. El jugador malaguista se adelanta a un defensor pasivo que muestra menos intensidad que su oponente.
El Málaga sacaba rédito de dos centros en los que mostró su mejor versión ofensiva. La jugada de Harper en el segundo gol es para verla repetida y la participación de Blanco Leschuk en ambos es para ir apuntando en el haber del atacante argentino. Su figura crece en cada jornada y su trascendencia en el juego blanquiazul es mayor a lo que puedan decir las estadísticas al final de uno u otro encuentro.
Hablando de nombres propios, el equipo de Muñiz gana con la dupla N'Diaye-Adrián en el eje de la medular. El fútbol directo por las bandas que pretende el técnico asturiano es más factible si el centro del campo lo respalda. Ontiveros salió de inicio junto a Hicham para jugar pegados a la cal y fueron un auténtico suplicio para sus marcadores. Pena de lesión para el goleador que no podría acabar el partido.
Con la tranquilidad de los dos goles de ventaja, bajó el rendimiento el equipo que vio como este joven Córdoba buscaba al menos hacer algo de daño. Pero sólo Aguado era capaz de ofrecer ramalazos de fútbol. Enorme el potencial de este canterano blanquiverde, único en mostrar un mínimo de rigor en busca de la portería de Munir.
Ante un rival romo, la grada vibraba celebrando la victoria a falta de media hora. El Málaga había bajado enteros, pero el resultado no peligraba y los aficionados entonaban ya cánticos para la fiesta. En esas, llegó la puntilla, el gol de Ricca, en otra jugada a balón parado y un rechace que aprovechó el lateral charrúa para celebrar su primer gol. Con el tercero, la eclosión de una grada que saborea cada victoria como la primera. El regreso a la élite se antoja más cercano. Que nadie se lo pierda. El show debe continuar.
