Los niños y Amrabat la lían en Córdoba

El Málaga formó un taco en Córdoba. La liaron unos chavales malagueños que rondan la veintena. Los dos Samu y Juanmi, guiados por Amrabat, fulminaron a un conjunto blanquiverde que no fue rival. Gracia detectó todas las costuras del conjunto de Ferrer y el Málaga pasó por encima del Córdoba en 70 minutos de fútbol veloz, vistoso y efectivo. Otro registro más en el libreto de Gracia, que por fin se estrena lejos de La Rosaleda.
Decía Gracia minutos antes del encuentro que el once que había confeccionado era el que consideraba más apropiado para jugarle al Córdoba, que no había influido tanto los compromisos internacionales como la búsqueda de los puntos débiles de la zaga blanquiverde. Desde luego, el técnico navarro le ganó la partida a Chapi Ferrer por muchos puntos de diferencia. El ataque del Málaga hizo cuanto quiso con los defensas cordobesistas. La movilidad de los puntas blanquiazules fue un torrente que la defensa del Córdoba no supo contener. Ni los centrales ni los laterales. Deivid e Íñigo López fueron un plan. Tampoco acompañaron Pinillos ni Gunino.
Tras un primer acercamiento de Ghilas que resolvió la defensa malaguista sin dificultad, el vendaval malaguista. El primer gol fue obra de Samu García, pero antes avisaron Juanmi y Castillejo. El de Coín firmó una jugada, croqueta incluida, que pasó por centímetros del poste izquierdo de Juan Carlos. El futbolista de Huelin caracoleó en el área chica pero no remató. Málaga al poder, con la inestimable colaboración de Amrabat. Le ha venido bien el toque de atención de Gracia. El marroquí barrió todo el frente ofensivo y se intercambió el puesto de delantero con Juanmi.
El tanto de Samu vino a confirmar el dominio del Málaga. La definición estuvo a la altura de la mucha clase que atesora. Camacho metió el balón a la olla y Samu le dio con la punta de la bota lo suficiente para mandarla lejos de los dominios de Juan Carlos. El partido empezó a ser un hombres contra niños, aun siendo los del Málaga los más jóvenes. Kameni vivía el encuentro como un espectador más. El Córdoba se ahogaba cada vez que lograba merodear zona de tres cuartos.
El 0-1 no varió el plan del Málaga. Gracia ordenó buscar a los delanteros rápido y en largo cada vez que el equipo dispusiera del balón. Así llegó el segundo. Amrabat y Juanmi se escaparon, el marroquí conectó con el coineño y este, cuando intentaba regatear a Juan Carlos, fue derribado en el área. El meta cordobesista vio la amarilla y Amrabat marcó el penalti con total tranquilidad. El Málaga gozó de otras dos oportunidades claras: una de Juanmi que tardó en definir cuando Amrabat lo dejó en solitario en el área y un disparo de Samu García que obligó a Juan Carlos a hacer su mejor estirada de la noche.
Acabado el descanso, mismo guión. Chapi introdujo dos cambios, pero sin incidencia. Es más, la entrada de Xisco por Rossi no hizo más que agrandar el latifundio. Nada más empezar la segunda mitad Amrabat volvió a escaparse por banda derecha, pero se entretuvo en el área cuando Juanmi le pedía la bola. Luego fue Castillejo el que a punto estuvo de hacer el tercero tras una nueva jugada individual. El Málaga dejó de pisar el acelerador y el Córdoba se estiró: disparo sin demasiado peligro de Borja y un par de córners que finalizaron en nada.
Al cuadro de Gracia le surgió un reto que aún tiene pendiene: el de rematar el partido. Los dos triunfos de la temporada llegaron con dosis de sufrimiento y, ante la diferencia de rendimiento entre Málaga y Córdoba, no podía ser que se repitiera la misma historia. No le faltaron oportunidades: Amrabat, en modo huracán, cabalgó desde medio campo y su centro-chut no encontró cabeceador. La segunda jugada tampoco topó con rematador malaguista. Luego hubo un contragolpe que terminó en gol de Horta, pero la jugada estaba invalidada por fuera de juego.
El Málaga no remató la faena y el Córdoba le puso más coraje que fútbol. Ghilas echó maquillaje al resultado un segundo antes del pitido final. El Málaga confirmó que va al alza y que sabe vivir sin la sapiencia de Roque Santa Cruz. Unos chavales nacidos en Málaga y Amrabat se supieron manejar ellos solitos.