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Tigha hace de Amrabat
Málaga
2-0
Deportivo

Tigha hace de Amrabat

DMQ
Foto autor
F. Godoy

Se sabía poco de Adnane Tighadouini. Se currículo leído y un par de detalles técnicos vistos en La Rosaleda, poco más. Muchos se preguntaban por qué no tenía más minutos en este Málaga plano. Medio tiempo en la cita del Bernabéu también como escolta del nueve y ratitos. Sin embargo en esta le tocaba de mucho más, no como extremo de Eredivisie. Gracia le quería en el modo que él usa a Amrabat. Y Tigha cumplió.
No será el mejor partido de su carrera, de hecho es bastante más indolente que su compatriota, pero hizo lo que tenía que hacer alguien que se viste con el traje del héroe del equipo: ganarte el partido. Buscado o no, con más o menos fortuna, Tigha marcó el 1-0, el tanto que dio alas al Málaga. Y los puntos, aunque después llegase el de la tranquilidad.
Se le trajo después de una brillante temporada en Holanda como si fuese un nuevo Amrabat. No sabemos a ciencia cierta si la comparación es acertada o no. Da la sensación de que no, pero que en algunas cuestiones básicas para el entrenador coinciden. Nordin, acompañado por dos mitos del país del Atlas como el seleccionador Ezaki Badou y Ben Barek, tomaron nota. Lo mejor de un flojo espectáculo lo puso él.
La sangre se tiene o no se tiene. No cabe impostura. Quizás en alguna ocasión esporádica uno se pueda poner el disfraz de jugador con garra. Pero tiene un efecto efervescente. Cuando las burbujas dejan de bailar, queda lo que eres en realidad. Y en el once del Málaga faltaba sangre. Porque las ganas, el hambre y la mala leche son ingredientes que a veces sustituyen a la calidad y te ayudan a ganar cuando eres incapaz de hacerlo por la vía del fútbol.
De la primera parte apenas se pueden rescatar un par de acciones o tres (sendos cabezazos de Charles y Tigha y un disparito de Juankar). Sin peso real, pero al menos algunas sirvieron para agitar a La Rosaleda, huérfana de emociones. Tigha, como en el Bernabéu, entró de segundo punta. Algo frío y poco batallador en balones divididos, dejó un par de detalles en una galopada por la banda derecha que levantó al público.
El Depor traía un libreto clásico. Dejó el balón al Málaga, que tenía la necesidad y la obligación. Se limitó a dejar que el equipo de Gracia se chocase contra las piedras del rompeolas y, si encartaba, salir a la contra. Así de fácil. Y la tuvo, desde luego que la tuvo. Oriol Riera recibió la pelota en la frontal del área, con el Málaga desmontado, rompió a Weligton y tiró a portería con más intención que fuerza. Kameni fue un mero observador de la acción, testigo de cómo moría en el poste derecho de la portería de Fondo y se paseaba con trayectoria de escape.
Respiró el estadio aliviado, como un alivio fue el pitido que mandaba a los 22 a los vestuarios. Como se dice en Málaga, "ni chicha ni limoná". Se necesita de algún impulso que dotase de vida al equipo blanquiazul. Y encontró en Víctor a su mejor aliado. El entrenador del Depor hizo un cambio doble (uno Luis Alberto, frío recibimiento para él) como queriendo adelantar filas, y ahí se equivocó.
A un equipo de Gracia jamás hay que dejarle espacios. Es algo que debía traer aprendido de casa. Tigha, en modo Amrabat, comenzó a galopar cómodamente, cayendo a su banda más natural en lugar de emerger por el centro. Inicio un ataque mal anulado por Velasco y su asistente en el que pitó fuera de juego a Juankar. Esa jugada terminó en gol de Charles y no había orsay de nadie...
Pero tenía ganas el holandés internacional con Marruecos, consciente de que su seleccionador estaba en las gradas. Sacó una falta en las cercanías del área que Duda le permitió sacar. Una rosca para hacer daño al corazón del área, con Weligton estorbando a Lux, que no sabía por dónde le venía el balón. Y se coló, y todos miraron al asistente, por si acaso. Y Gracia lo celebró a lo Fernando Vázquez.
Al Depor le cambió el paso este resultado y Gracia movió el banquillo para terminar de ajustar la faena. Hizo debutar a Espinho por Duda y más tarde a Fornals por el lesionado Recio. Algo de refresco para dos hombres que cuajaron una actuación decente. En el nuevo tablero, el Málaga se sintió más cómodo y obtuvo oro de un despeje que el centenario Juankar convirtió en un gol precioso.
El Málaga estaba necesitado de algo así, de un triunfo balsámico, de saberse capaz de ganar partidos aun sin hacer nada del otro mundo. El supuesto calendario asequible arranca con tres puntos para la buchaca. Y haciendo de La Rosaleda un pequeño oasis donde, de la manera que sea, ya se han ganado los dos últimos partidos.

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  1. Lucas

    Muy buen partido del Málaga,muy serio atrás e intentando crear ocasiones de gol,aunque falta ese último pase o remate," tiga" muy bien el mejor del Málaga para mí (sigo sin entender por qué es suplente) ahora a pensar en el Sporting FORZA MALAGA

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