Falta alma, faltan armas

No hace falta mucho para desesperar al Málaga, para desarmarlo, para dañarlo. Falta alma y faltan armas. El Sporting fue esta vez el verdugo, liderado por un espectacular Halilovic. Pudo ser cualquier otro jugador, cualquier otro equipo. Lo peor es que ya se está convirtiendo en norma.
A veces engaña el Málaga con algún triunfo. Muy de cuando en cuando. Pero es poco, sabe a nada. Sólo Kameni es capaz de hacer que este tipo de partidos acaben en sonrojo máximo. Sin embargo, la autocrítica es casi inexistente y la crítica tibia. La falta de exigencia y de compás entre los diferentes estamentos del club traen estos lodos.
La alineación de Gracia hacía esbozar una sonrisa en los malaguistas desde la distancia. Fuera del mismo -por distintas cuestiones- algunos de los grandes señalados del curso (Tissone, Horta y Duda) y dentro otros como Camacho, Fornals y Tigha. Y la puesta en escena no fue del todo mala, midiendo al rival, bien plantado, sin excesos.
Pero esto de importar tradiciones Made in USA cala hasta en los equipos de fútbol. Porque el Málaga extendió Halloween por El Molinón. Camacho, que regresaba tras el regreso, volvió a caer lesionado en una acción en la que intentaba robar un balón a un rival, su especialidad. Rebasó los límites actuales de su cuerpo, mano a la parte posterior de su muslo izquierdo. Gestos de dolor.
Mientras Pérez Frías y Torrontegui le atendían y se lo llevaban al vestuario, el Málaga jugaba con diez. Como si de una maldición gitana se tratase, ahí llegó el gol del Sporting, golazo del talentoso Halilovic. El mediapunta inició la acción y la terminó finalizando con un disparo seco con la zurda de muchos kilates. También es verdad que nadie le obstaculizaba.
Unos culpan a Gracia porque no había nadie en el campo en ese momento. Otros a quien estaba como Recio, que andaba incrustado entre los centrales. De cualquier modo, la realidad es que el Málaga volvía a ir perdiendo lejos de La Rosaleda y no daba síntomas de poder proponer mucho más en El Molinón. Todo en tres minutos...
Gracia dio entrada a Espinho, al que situó por la derecha para que Pablo Fornals completase centro del campo con Recio. El Málaga salvo un par de disparos y un balón que colgó Recio al segundo palo y al que no llegó por poco el propio Espinho, no añadió nada más a la cesta de la primera mitad. Y el encuentro no se fue 2-0 de milagro. Isma López se inventó un trallazo con efecto que lamió el poste de Kameni.
El Sporting es un conjunto con muchas limitaciones y mucha necesidad. Después de verse con el marcador a su favor permitió al Málaga tomar el mando absoluto del partido. Gracia, introdujo a Duda y el portugués se adueñó del balón. Aun así no era suficiente para un equipo como el blanquiazul, que tiene muy poca maldad.
La prueba estuvo en una asistencia escandalosa de Duda a Charles. El brasileño, completamente solo ante el Cuéllar se durmió y permitió que un defensa le robase la cartera. Imperdonable. Porque al Málaga le cuesta un mundo hacer ocasiones y goles como para desperdiciar acciones así. Se añadió esta oportundidad a algún acercamiento más, un centro de Rosales que Charles tampoco alcanzó y Juankar remató de cabeza fuera, alguna internada por banda mal ejecutada...
El Sporting a la contra se sentía cómodo. Sobre todo con una galopada de Halilovic que él mismo terminó mandando el balón al larguero. El disparo del centrocampista pudo impactar en la mano de Weligton, pero Mateu no lo vio. La comodidad para el futbolista croata de entrar por la zurda como cuchillo en mantequilla fue consecuencia del desesperado cambio de Gracia de Boka por Cop.
Y si no es por Kameni caen un par de ellos más del Sporting y del mismo Halilovic, que él solito desarmó cuando quiso al Málaga. Aunque a este Málaga no hace falta mucho para desarmarlo, decíamos al principio.