¿Hasta cuándo?

El Málaga sigue con su particular penitencia. De mal en peor. Sin pulso. Atormentado por su propia incapacidad y por una alarmante falta de recursos sobre el césped y en el banquillo. Cada partido que pasa es una nueva puñalada en el corazón del malaguismo. Su equipo sigue arrastrándose, su entrenador es incapaz de encontrar soluciones y el club se mantiene impasible y fiándolo todo al mercado de fichajes. De momento, y van tres, la dinámica y el rendimiento colectivo del equipo han mejorado bien poco.
El Málaga empezó el partido siendo el Málaga de toda la temporada, regalando un gol cantado a Jorge Molina. El delantero se plantó solo ante Roberto, pero definió mal y mandó fuera el regalo de la zaga blanquiazul. No quedó en muy buen lugar Ignasi Miquel en esa acción. Recio puso la réplica con un disparo con el que buscó la escuadra y que se marchó por poco. Después del susto inicial de Molina, los de Míchel equilibraron el partido y, sin llegar a dominar el choque, sí minimizaron los acercamientos del Getafe. En ataque, algún que otro balón largo buscando la cabeza de En Nesyri y algún tímido avance de Keko y Recio.
Le falta fútbol por toneladas a este Málaga, que madura los partidos muy lejos de la portería rival. Tras el descanso exigió por primera vez a Emiliano Martínez. No fue en jugada, sino a balón parado. Adrián cabeceó solo tras una falta botada por Recio y el portero argentino respondió con una buena mano. Luego el partido entró en una fase de auténtico sopor. Sin fútbol ni ideas en uno y otro lado, la estrategia quedó como clavo ardiendo de uno y otro equipo. Y así ganó el partido el Getafe. Molina provocó una ‘faltita’ en la banda y Bordalás lució su pizarra. El centro de Fajr lo tocó hacia atrás Ángel Rodríguez y Cala cabeceó a la red.
Míchel recurrió entonces a Alberto Bueno. El Málaga adelantó líneas en un intento desesperado de alcanzar al menos un punto. Pero tiene unos problemas atroces este equipo para ver portería. Con el del Coliseum son cuatro los partidos consecutivos que lleva el Málaga sin marcar un gol. Y sin hacer goles es imposible enderezar el rumbo y aspirar a permanecer en Primera.
Los blanquiazules siguen en caída libre y cierran la primera vuelta con 11 puntos y un rendimiento paupérrimo. Sin juego. Sin gol. Y sin una sola sensación que invite a la esperanza. En cuanto a los fichajes, la presencia de Iturra suma. Pero no hasta el punto de cambiar por completo la cara a un equipo a la deriva que está con un pie en Segunda División. Hace falta que Centurión y los que están por venir (un delantero centro y otro pivote) muestren un rendimiento altísimo para imaginarse a un Málaga competitivo y con verdaderas opciones de permanencia.