Colorín colorado...

El amago de remontada del Málaga en su desesperada lucha por retrasar lo inexorable quedó en eso, en amago. Perdió el partido que tenía que ganar y dio alas al Deportivo. Salió victorioso el conjunto de Clarence Seedorf que no celebraba un triunfo desde diciembre, pero que se engancha a la lucha por la permanencia a costa del conjunto costasoleño. Era el último tren, la reválida, una oportunidad sin punto de retorno que no aprovecharon los de José González. Tras 15 jornadas sin ganar, el equipo de La Coruña volvía a sonreír a costa de un Málaga para el que ya no hay cuentas que echar.
En un partido de errores, propio de los dos últimos clasificados, se acabó lo que se daba para el equipo malaguista. No se dejó remontar el Dépor como en el choque de la primera vuelta y con el doblete del exmalaguista Adrián igualó, para colmo, el golaverage entre ambos conjuntos.
Sea como fuere, el Málaga ha crecido como equipo en las últimas jornadas, aunque ya no le de para nada. Fue mejor que el rival hasta el descanso, aunque su desesperante falta de pegada, le sigue haciendo perder partidos. Controló más el juego y propuso con más intensidad que el equipo de Clarence Seedorf durante el primero de los asaltos. Tras el parón, cambió el guión y el peso del choque fue para el cuadro local. Es lícito pensar, pese a la derrota, que si el cuadro costasoleño hubiese mostrado este mínimo grado de capacidad sobre el verde durante la temporada, no se estaría en el pozo contando las jornadas para decir adiós a la categoría.
Pero lo cierto es que la temporada del Málaga se ha ido por el sumidero por errores como el de Luis Hernández en el primer gol de Deportivo o los enormes desajustes mostrados por la defensa en los dos últimos goles de Adrián. Gazapos impropios de profesionales que terminan penalizando a los suyos. No es el primero de este calibre ni del central ni de un equipo que cuenta las jornadas para que se certifique el descenso.
Es evidente que la falta de calidad es inmutable, pero ante un rival enormemente fracturado como el Dépor, el mayor control y la insistencia sobre le meta de Rubén dieron sus frutos en forma de gol, en propia puerta, pero gol al final y al cabo. También es cierto, que fue casi lo único que hizo en ataque hasta el gol de Rolan.
Un fallo del Dépor que acabó con el tanto del uruguayo y que apenas daba tiempo al equipo gallego a celebrar el gol de Adrián. El ex malaguista había hecho el 2-1 minutos antes, pero la alegría duró lo justo y el partido llevaba al tramo final en plena descomposición, sabiendo ambos equipos que el triunfo se podía decantar para cualquiera de los dos equipos.
En frío, pudo ser el Deportivo justo merecedor de la victoria teniendo en cuenta las que sacó Roberto en el segundo tiempo. Dos les sacó a Lucas Pérez por otra que vio estrellarse a la madera de Guilherme. Por contra, el Málaga se movía a impulsos y bajo las enormes ganas de Rolan.
El charrúa mostró un enorme compromiso en uno de sus mejores partidos como blanquiazul. Inquieto, activo y efectivo de cara a la puerta rival. En duelos como éste asume el malaguista lo mucho que le ha echado de menos durante todo el curso. No fue suficiente porque sin pegada (En-Nesyri estrelló el balón al larguero), la fragilidad atrás fue clave. Calcó el Deportivo la jugada del 2-1 en el último y definitivo gol y Adrián condenó a su exequipo al pozo de Segunda. Sólo queda apostar ya en qué jornada será matemático. 

 

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