Diario de un desconectado
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Lo confieso. Por primera vez en mucho tiempo he desconectado del Málaga y su actualidad. Un alejamiento necesario para volver con una mejor perspectiva y con fuerzas renovadas para comenzar la competición que pronto se nos echará encima. Porque al final -cada uno en su campo de acción- el que trabaja alrededor del fútbol se ve inmerso en una vorágine muy particular. El que la lleva la entiende...
Ha sido inevitable, no obstante, mirar de reojo, vistazos furtivos a las redes sociales y a esos partidos de pretemporada que nos brindaban a través de Youtube o algún bendito link que corría como la pólvora por Twitter. Vamos, que al final uno se autoengaña, pero la realidad es que ni por quince días es capaz de olvidarse del Málaga.
Y cómo se va a olvidar uno del trabajo cuando es pasión... No hay manera. Además, que te persigue allá donde vas. Este verano, multiplicado. Porque ves a malaguistas salivar como el perro de Pavlov pensando en la temporada que se avecina. Hacía tiempo que no se generaba ilusión a estos niveles. Es fantástico.
Los debates que he vivido como espectador, y desde lejos, han tenido más que ver con detalles menores. Que si la camiseta tal, que si 1904 blablá... No está mal que sea de lo que se habla en los distintos búnkeres blanquiazules. Porque si se rasca un poco más queda ese firme trabajo de Juande que ya empieza a asomar en los bolos veraniegos, esos gestos que delatan que hay plantilla para pensar en tener ambición, que aún no se ha (mal)vendido a nadie, que vienen niños de la cantera comiéndose muros a dentelladas.
Así da gusto ponerse el mono de faena, con la esperanza de poder contar grandes gestas.
Bienvenido Félix, te entiendo lo de intentar desconectar pero cuando uno como en este caso el que te escribe tiene pasión por el Málaga es imposible desconectar y solo está deseando saber cosas del Málaga.