El Málaga no es un dron

Los hermanos Al-Thani y un colega estuvieron en Mestalla apoyando a su equipo.  Viajaron a Valencia en su deportivo de cientos de caballos, vieron al Málaga perder y se volvieron en avión. Debe ser que tras el partido estaban fatigados, que decidieron cambiar de plan de viaje. Para subirse ellos al chárter tuvieron que bajarse del mismo un par de trabajadores del club. Estos fueron los encargados que traer el coche de los Al-Thani de regreso a Málaga, por lo que se vieron obligados a llegar a casa muchas horas después de las previstas.
Los Al-Thani son los dueños del Málaga y ellos pueden hacer con la entidad lo que les plazca. Que el del coche y el avión es un detalle feo para con los empleados da para otro post. El caso es que el club es de propiedad catarí y ellos deciden y ejecutan. En teoría. Porque igual que no dudan en ejercer su poder de decisión para este tipo de situaciones accesorias, no estaría de más que de una vez por todas los Al-Thani, esencialmente el cabeza de familia, el jeque Abdullah, tomaran las riendas de una entidad, la suya, cuyo futuro a corto y medio plazo no es demasiado halagüeño.
Rechazadas las ofertas para vender el Málaga a chinos y demás grupos inversores que mostraron interés el pasado verano, se prometió el inicio de una nueva etapa de estabilidad, la pronta presencia del jeque y la puesta en marcha de nuevos planes para el impulso del club. Pues bien: se vendieron casi todos los activos de la plantilla, vinieron sustitutos de menor calidad, el presidente no ha venido aún, sigue sin haber un gran patrocinador que de verdad aporte financieramente, ni novedades en La Academia. La vida, en definitiva, sigue igual.
La idea de la autosuficiencia choca cuando presumiblemente el presidente es millonario. Asumido el hecho de que la inversión del propietario no va a llegar, el Málaga necesita tomar un nuevo rumbo. La inacción de los Al-Thani no está funcionando, es una idea que da señales de agotamiento. Los gestores se relajan al saberse los verdaderos responsables del club, lo que lleva a no poner control sobre sus decisiones. Tampoco va a funcionar que sean Nasser y Nayef, casi unos imberbes, los que representen a la propiedad en Málaga. Quizá sí para bajar a dos empleados del club de un avión, presumir de dron en el estadio y de poner el coche a 200 por hora en Snapchat. Pero el Málaga necesita otra cosa. Y rápido.