Recuperar detalles

Los pequeños detalles marcan la diferencia de un gran club. El Málaga se ha propuesto adecentar su imagen en la sociedad local y ha encontrado en su Fundación el vehículo adecuado para ello. La Fundación, continente sin apenas contenido durante muchos años, está empezando a llenar ese vacío institucional con actividades dotadas de fin y sentido. Y es así, entendida como un necesario departamento transversal, como el Málaga puede crecer por dentro y por fuera gracias a ella.
Lucas Rodríguez es el motor del nuevo proyecto desde hace unos meses, al que se une la figura de Basti, la imagen de la Fundación, con un carisma que no se compra. Basti es puro músculo para el Málaga. El historiador Domingo Muñoz hace el trabajo de laboratorio para vertebrar la memoria y el patrimonio documental del club, deslavazado en muchas etapas. Son tres de las patas de una Fundación que debe tener un área de acción paulatina.
Pero en poco tiempo se han visto cosas. Por ejemplo, al Málaga cultivar y honrar su memoria histórica, festejando como merecen efemérides destacadas e involucrando en las mismas a sus protagonistas. El 13 de abril, sin ir más lejos, se cumplen 75 años del primer partido en La Rosaleda. Y habrá actos especiales. Exjugadores del club han sido invitados igualmente al estadio en partidos marcados en cada uno de sus casos, como cuando el Málaga ha jugado con otro equipo en el que han militado. Los veteranos de guerra nos representaron un día y eso no se puede olvidar. Mención especial también para los nuevos bríos que soplan desde la Asociación de Veteranos.
El club también ha participado en actos de toda índole para ganar arraigo e imagen social. Eventos benéficos, solidarios o que simplemente marcan la agenda del día, más allá de acuerdos de colaboración con asociaciones o fundaciones y de campañas ya iniciadas anteriormente, como la de donación de sangre o la de ‘Valores Blanquiazules’, que siembra semillas de malaguismo por las aulas de los colegios de la ciudad con los protagonistas, los jugadores, como portadores y exportadores de la bandera blanquiazul.
Y luego los detalles, tan necesarios. Dotar al club de corazón. Un Málaga que siente y que se muestra cercano de los que lo necesitan. Que reconoce el mérito de los deportistas de la tierra y que vive con las puertas de su casa abiertas. El gesto de invitar a Javi Fernández y a Samu Galán es el último ejemplo de que los pequeños detalles marcan la diferencia. ¡Que sigan!