El gran reto del Sevilla
Habrá líneas, post, enlaces, compartidos de Facebook y twitter, mensajes de whatsapp, fotos y artículos, el que firma este promete uno, de tono más lacrimógeno, sentimental y casi clásico, en el sentido histórico de la palabra. Habrá odas y loas al que ha sido la figura más importante del Sevilla en el siglo XXI y posiblemente en su historia. Pero el aquí y el ahora del panorama del Sevilla exige un punto de vista primero más práctico, pragmático y casi frío. Y consiste en dar respuesta a la pregunta que se le viene a la mente a todo aficionado sevillista y a todo interesado en la actualidad de uno de los clubes más importantes de España y del Continente en estos momentos. ¿Y cómo será el Sevilla sin Monchi?
Es difícil imaginarlo, pues hace 17 años que el Sevilla es 'con' Monchi. Y además es difícil y esquivo imaginarlo porque pensar en el Sevilla sin Monchi es feo, es agrio, es pensar en un Sevilla gris, sin lustre, arrinconado en el fútbol español y sin nada que decir. El Sevilla sin Monchi era, en definitiva, otro Sevilla, mucho peor. Por eso el gran reto del club de Nervión, que eso sí, está y debe de estar por encima de nombres y particulares, es reinventarse, es existir con una fórmula nueva o continuada, ya decidirá el club, pero reinventarse.
Porque el modelo del Sevilla hasta hoy era Monchi. Su principal activo era Monchi. El Sevilla jugaba en un escenario en el que solo podía actuar Monchi. No lo ha ocultado el club en sus análisis económicos o deportivos. El Sevilla del siglo XXI sigue un modelo, vender caro futbolistas, primero de la cantera, luego de Monchi, para poder invertirlos en otros más baratos que traía Monchi y que igualaban o superaban en rendimiento a los anteriores, dando y ofreciendo esto un rendimiento deportivo desorbitado. Gracias a esas plusvalías deportivas y económicas ha existido el gran Sevilla y ha logrado las cotas que ha logrado.
El modelo del Sevilla ya no podrá ser igual por una sencilla razón: el modelo del Sevilla era Monchi
Así pues, si falta el sujeto de la oración y la argumentación, si falta el nombre que daba sentido a esa política, el que la hacía posible, el club, dirigido por José Castro, debe pensar cómo superar ese vacío. Puede ser buscando otro Midas del fútbol. Otro Monchi. Pero da que eso es difícil o extremadamente caro.
Siendo difícil cambiar pieza por pieza, sí que debe seguir confiando el Sevilla en su dirección deportiva, en el grupo de trabajo, que intente emular lo máximo posible a su cabeza visible camino de Roma. Pero lo mismo ahora deberá pensarse algunas estrategias. ¿Debe el Sevilla desprenderse por sistema de sus mejores jugadores, sabiendo que ya no está el mago que traía otros iguales o mejores? ¿Debe el Sevilla vender en verano a Vitolo o a N'Zonzi porque sí, como hizo con Krychowiak o Gameiro? ¿Debe el Sevilla entregarse al mercado más voraz, más caro, pero más fiable? ¿Debe el Sevilla empezar a pensar en crear de verdad y fortalecer otras políticas que mantengan al club en lo más alto deportiva y económicamente, tales como la cantera, incluso el departamento de marketing?
Lo que está claro es que el Sevilla no puede entenderse de igual forma a como se entiende y se concibe hoy. Por la sencilla razón de que el Sevilla se entiende a día de hoy con Monchi, es su piedra filosofal. Sin ella, el Sevilla será mejor, peor, pero no igual.
Habrá tiempo para determinar y reflexionar sobre la marcha de Monchi, si era inevitable, si el club debería haber actuado de otra forma y si hubo razones económicas o deportivas
Por lo que sea, este Sevilla es el Sevilla que ha dejado que Monchi se vaya o el Sevilla que no ha podido impedir que su hombre de oro se marche. Ahora, este Sevilla debe acarrear con las consecuencias y crear un club que ya no gire en torno a un hombre. Y para eso hará falta una gestión brillante, mucho más brillante que la llevada hasta ahora. ¿Existían los que se quedan a costa del que se va? ¿Sabrán los que se quedan y dirigen mantener el Sevilla a la altura sin su gran hombre? He ahí el reto del Sevilla. Y es lo urgente.
Ya habrá días para líneas lacrimógenas y nostálgicas. Hoy es el día de ponerse a trabajar.
