¿Qué haces, Hugo?
A todo esto, va el Betis de Mel y se pone a jugar un fútbol alegre y serio, la aleación paradójica que encierra todos los secretos de este deporte, por más infantil que parezca el razonamiento. De cualquier deporte.
Hay compromiso en el Betis de Mel. En el terreno de juego no se mira hacia atrás, a ver qué pasa en los juzgados y con los señores accionistas. No hay futbolistas deprimidos que no dejan de preguntarse qué hicieron para merecer esto... Y cuando los haya, si los hay, no van a jugar.
La pregunta del millón, ladina y quizá oportunista, no lo niego, es si Hugo sigue en Jabugo celebrando los goles del Real Betis Balompié. O si más bien el amo le arrea fuerte para que no salte, para que no ladre... Al plan Zona Cero (ya saben: este-Betis-se-autodestruirá-en-cinco-minutos-comienza-la-cuenta-atrás) le ha salido un grano con forma de Mel.