El sueño de una noche de verano
Cuando a primeros de agosto más de treinta mil sevillistas se plantaron en el Sánchez-Pizjúan para ver un partido de una previa de otra previa de la Europa League, probablemente ninguno lo haría conducido por la creencia de que esa competición y esa copa podía terminar en sus vitrinas. Lo hacían seguramente por otros motivos, por la gratuidad del partido para los socios, por las ganas y la curiosidad de ver a un equipo lleno de caras nuevas, por disfrutar de algo inesperado que había llegado tras una campaña mediocre, casi por casualidad y por un cúmulo de acontecimientos en los despachos.
Si alguien llega a decir que ese Sevilla lleno de jóvenes y fichajes, con buena pinta pero absolutas incógnitas, iba a estar casi nueve meses después en Turín siendo tricampeón de la competición, dirían que estaba loco o que estaba soñando. Y sí, era el sueño de una noche de verano. Pero en este club, desde hace años los sueños se cumplen, un grupo de personas llegaron al club a principios de este siglo y seguidos por una afición y con un himno que los une y hermana, han conseguido cambiar la historia del club.
Porque un club que ha ganado cuatro títulos en 100 años y que es capaz de ganar siete en los ocho años siguientes, indudablemente ha subido un escalón, es otro. Y este año, esta UEFA se ha demostrado, su ADN ha cambiado, está inyectado en vena a través del himno del Arrebato que lo ha hecho aun más grande. Nunca tira la toalla, siempre cree.
Por eso, porque saben de dónde viene, nadie más que sus aficionados más veteranos saben que deben de disfrutar de esto cada segundo, de cada viaje, de cada partido, de cada final, porque nunca se sabe si puede haber más. Hay una nueva generación de sevillistas que pueden creer que esto es normal, acudir a la Puerta de Jerez, autobuses y títulos… que en ocho años han visto a su equipo ganar siete títulos y pueden creer que esto siempre ha sido y va a ser así. Y eso no es malo, porque eso se transmitirá al club y jugadores. Pero hay otros miles, de la treintena larga de años para arriba, que tienen que frotarse los ojos, que saben que esto nunca ha sido así, que han visto descensos a Segunda, que se manifestaron para evitar un descenso administrativo, que han visto como se celebraba un clasificación, una simple clasificación para la Uefa en esa Puerta Jerez que ahora solo ve pasar copas.
Aficionados que solo soñaban con ver a su equipo jugar una simple final, no pedían más, hartos de ver como cualquiera, menos ellos, Valladolid, Sporting, Mallorca, Zaragoza, Celta y muchos más, todos menos el Sevilla, llegaban a finales y ganaba n títulos. Si a esos aficionados hace diez años alguien les dice que en el 2014 su Sevilla iba a ganar no ya dos copas del Rey sino que iba a ser tricampeón en Europa, lo hubieran mandado al psiquiatra. Parecía que era imposible hasta que la zurda de Puerta lo cambió todo en el jueves de Feria más futbolero que esta ciudad vio. Pero antes Del Nido y Monchi lo hicieron posible.
Este año parecía imposible, ni había plantilla a priori ni se daban las condiciones. No tocaba. Pero si antes ni cuando tocaba era posible, ahora incluso viene sin esperarlo. Y en agosto más.
Disfrútenlo, puede ser que hay más pero ¿y si no?
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