La casa de los líos
Hay quien cree con firmeza en una confabulación mediática contra el Real Betis Balompié. Quienes están convencidos de los deseos de la prensa en encontrar un mínimo resquicio para fusilar a sus dirigentes. Pero lo cierto, guste más o guste menos, es que sin criminalizar a nadie hay muchas cosas que se siguen haciendo muy mal en Heliópolis.
Comprendo perfectamente a Miguel Guillén hoy en su postura de defender a la dirección deportiva. Si pasado el tiempo no han rodado cabezas, dentro de su función de presidente está la de defender a quienes han cometido semejante torpeza. Si realmente en la planificación de la plantilla se hubiera sabido la normativa UEFA, no haría falta una filtración al unísono y peyorativa de la situación. Se habría puesto en conocimiento de la prensa y a su vez aficionados, para evitar discarnios de esta índole. Ahora esta decisión ha provocado enfados, discrepancias y malestar dentro del vestuario. Pero lo peor de todo esto, sinceramente, es que Vlada Stosic no estuviera presente en la reunión dónde se decidieron los dos descartes para Europa. ¿En qué cabeza cabe esto? Es tan grave, o más, que su marcha de vacaciones un día antes de que se cerrara el mercado. ¿Y si sucedía cualquier contratiempo? ¿Tanta prisa tenía en irse que no podía esperar 24 horas? Lo mire por donde lo mire, no tiene sentido alguno.
A ello se une el primer gatillazo de Francisco Rubiales. Llega al Betis como asesor de comunicación del consejo de administración, y su primera aparición pública supone una polémica contra algunos periodistas de la profesión. Que dicho sea de paso, no deja de ser un 'colega' del recién nombrado asesor. Sinceramente no comprendo, aunque respeto, el cisma generado sobre el juego del equipo. La preocupación de muchos por calificar a esta plantilla como peor que la del año pasado, antes incluso de finalizar agosto. He visto tres buenos partidos del Betis de cinco oficiales disputados. Y dos malos, también es cierto. Pero los efectos extradeportivos siguen teniendo mucha menos justificación que los sucesos dentro del terreno de juego. Y eso no es inquina especial, son realidades contrastadas.
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