And the oscar goes to…
No trabaja para el club; no sale en la web del Cajasol; no cobra un euro de comisión; no vive en Sevilla pero ve más partidos del equipo que cualquier aficionado que sólo va a San Pablo; no se cuelga medallas, aun mereciéndolas más que otros muchos.
Tiene voz, que no voto, cuando le dan la palabra, cuando se le consulta. Recomendó que nombraran capitán a Ellis, compartiendo responsabilidad con Miso, al ser un apasionado que aunaría al lobby yanqui de la plantilla; desbloqueó la operación entre la Cibona y el Cajasol cuando parecía que Calloway no vendría a Sevilla y Plaza se tendría que tragar a Jeter, cuyo posterior rendimiento en Málaga dejó en evidencia al que lo eligió, y lo firmó, como segunda opción para dirigir a la tropa; y, ahora que todos son un elogio tras otro a Kirksay, fue el impulsor de la llegada del franco-yanqui por haberlo seguido en muchos partidos en Kazán y conocer su liderazgo en la pista y fuera de ella (encima, fichó por el Cajasol a precio de saldo).
Por tener un papel básico en el crecimiento del club, desde una posición totalmente altruista después de haberle costado muchos disgustos como acérrimo y entusiasta hincha, lo menos que se puede hacer es darle las gracias. Lo más, meterlo en nómina.