¿Y por qué no un contrato vitalicio a Maciá?
Vaya por delante que no conozco de nada a Eduardo Maciá, más allá de lo que dice su curriculum, lo que te cuenta algún compañero de Valencia que trató con él o lo que te van soltando a cuentagotas los hombres de fútbol que tienen que lidiar con el valenciano verano a verano y enero a enero. Toda esa información hay que cogerla con alfileres, obvio. Son ya unos cuantos años en esto como para saber que hay mucho dato manipulado o anécdota tendenciosa que trata de influir. Se mueven muchos intereses en el fútbol, qué les voy a contar. A priori, ya les digo, que alguna sombra se mueve en torno a su figura, pero será por su trabajo al frente del Betis por lo que se le tenga que evaluar. No pienso entrar en eso.
Ojalá le vaya bien y le deseamos toda la suerte. Su fortuna, trabajo y ojo marcará el devenir deportivo verdiblanco en los próximos años. Eso sí, no entiendo que un consejo de administración como el actual le haga un contrato tan largo a un cargo tan importante en el club como el director deportivo. Se habla de cuatro años, una eternidad en el fútbol, y mucho más cuando se trata de un consejo que tiene fecha de caducidad, no lo olvidemos. El Betis no estará para siempre bajo una administración judicial. Es más, el final de esta situación se ve cada día con más claridad en el horizonte.
Así las cosas, qué necesidad tiene Juan Carlos Ollero de hacer un contrato tan largo a un director deportivo. Igual el tiempo le acaba dando la razón y Maciá se convierte en un ídolo del beticismo, ojalá, pero a día de hoy, parece un riesgo y, más aún, una medida muy alejada de la prudencia con la que siempre ha actuado Ollero desde que accedió a la presidencia.