Europa, ahí está el Betis

Pues ahí está el Betis. Ahí mismo. Sea como sea. Con postes, un gol fantasma final en contra, sin hacer un buen partido. Sin muchas cosas. Pero sí una importante: un gol y tres puntos. Y con dos protagonistas de verdad. Un portero y un delantero que dan puntos. El portero es Adán, uno de los artífices de los éxitos del betis en los últimos años. Y el delantero, esta vez, fue Sergio León. Uno que para y otro que marca. Y Europa en el camino.

No fue el mejor partido del Betis pero se va a casa como un niño con un caramelo. Sexto, en Europa y el premio de adelantar al Girona y al Sevilla de una tacada. Y lo de estar por encima del Sevilla tiene su mérito, mucho mérito. Esa diferencia de presupuesto por ahora no se nota en la tabla, más bien todo lo contrario. Y claro que queda mucho, pero este Betis tiene también esa flor que te da alegrías. Qué bonito es tener flor, dirán los béticos.
Porque hasta en la penúltima jugada del partido pudo no ganar, con un gol (o no gol) de Cabrera que Undiano y su asistente no vieron. Sólo la tecnología puede aclarar si entró o no. Para estar arriba también hacen falta este tipo de jugadas. Y para avisar de que este Betis, con Quique Setién a la cabeza, ahora sí está dispuesto a dar un alegrón a su gente. La del Coliseum, por cómo fue el triunfo, también quedará en el recuerdo.
Sería culpa del césped o de Bordalás, que ha sabido maniatar el sistema de Setién en Sevilla y en Getafe, pero la primera parte fue soporífera. De mucha leña azulona, porque el Getafe da tela de leña. Undiano dio permiso para ello pero todo tiene un límite. Mientras no hubo faltas, el Betis pidió paciencia con muchos toques, demasiados, sin apenas profundidad. Y el Getafe, cuando no repartía, buscaba la espalda de la defensa bética con Ángel como líder. 
El rápido delantero se puso de gol varias veces, pero le falló la puntería. En el Betis la puntería no fue ni buena ni mala, simplemente no hubo porque en una mano sobraron cuatro dedos al contar sus ocasiones. Sólo un disparo genial de Boudebouz ya en la recta final del primer tiempo tras una ruleta estilo Zidane. Intervino poco el argelino, como Fabián, agobiado por Flamini, y eso en el Betis, en este Betis de toque y toque, es un problema.

Dos jugadas decisivas

Pero el Betis reaccionó tras el descanso, más incisivo y ayudado por la menor presión, y menor leña, del Getafe. Guardado hizo celebrar el gol a Setién aunque no lo fue en un aviso serio de que ese Betis sí iba a por el partido. Fue un espejismo, porque en dos zarpazos el Getafe bien pudo ganar. Y apareció Adán. Amat regaló un penalti por una mano indecente y el marrón le tocó al portero. En el foco de todos, porque su futuro está en juego, Adán demostró que no se quita del cartel. Esa estirada al disparo de Portillo y después en el rechace ante su excompañero en el Betis tuvo mucho mérito. A lo mejor alguno en el Betis ha cambiado de opinión.
El Getafe olió la sangre y Antunes, el gol. Ya se iba para la banda a celebrar el gol tras su falta pero apareció el poste y ese balón que recorrió la línea por detrás de Adán sin que entrara. Llámenlo suerte o como se quiera, pero no fue gol. Setién movió el banquillo y cuando el empate era una realidad y casi todos lo firmaban, llegó el éxtasis verdiblanco. Un jugadón de Barragán acabó en un pase de la muerte a Sergio León y el cordobés no falló. Un paso atrás de maestro, un remate de aquella forma pero que acabó en la red.
Y el partido ya estaba acabado, minuto 90. Pero hubo más. Ese cabezazo de Cabrera que no fue gol porque Undiano no lo dio y esa mano de Adán sirvió para sembrar las dudas. Y para dar un triunfo. Un triunfo para dejar al Betis en Europa y para demostrar que, pase lo que pase, Adán es el mejor portero que puede tener el Betis. Y que este Betis tiene mucho gol. Dos claves fundamentales para soñar con algo bonito.
 

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