Los maestros artesanos de Unai

Unai Emery Etxegoien, natural de Hondarribia, vuelve a casa este fin de semana. Las miradas del público de Anoeta se centrarán durante unos segundos en el técnico del Sevilla FC, recordando quizás a aquel delgaducho extremo izquierdo que hacía diabluras en su filial a comienzos de los 90, y que incluso llegó a debutar en el primer equipo en 1995 de la mano de Salvador Iriarte. Su carrera como jugador no fue muy exitosa, pero la verdadera pasión de Unai estaba en los banquillos. Ya de juvenil, apuntaba maneras aconsejando a sus compañeros, ayudándoles tácticamente desde el mismo terreno de juego. Un Emery "testarudo", que habitualmente debatía con sus técnicos sobre las decisiones a tomar en cada partido. Un futbolista-entrenador, que incluso llegó a serlo como tal en Lorca, en 2004, cuando tras la destitución de Quique Yagüé, se enfundó el chándal y comenzó a dar órdenes a los que fuesen sus compañeros de plantel días antes. El resultado prometía: ascendió unos meses después.

La historia de Emery es la historia de un hombre trabajador, de una persona meticulosamente perfeccionista. Pero sobre todo, la historia de un valiente, que siguió su instinto en busca de un sueño que ha cumplido. Y de qué manera. Con 44 años ya cuenta con un palmarés como entrenador envidiable. 
Durante su formación como futbolista, tuvo como 'padrino' a Mikel Etxarri, con quien aún mantiene una estrecha relación. Etxarri le dirigió durante tres años en la cantera de la Real Sociedad en el Sanse (así llaman al filial donostiarra), aparte, coincidió con él unos años antes, cuando ocupaba el puesto de segundo entrenador en el mismo equipo (siendo Emery aún juvenil) y le entrenó en la selección de Gipúzcoa. Su progresión fue a más, y en 1995, le hizo debutar Savador Iriarte en Primera división. El mítico exjugador del conjunto de Anoeta apenas pudo coincidir con Unai unos meses (fue destituido en noviembre), pero el suficiente para vislumbrar en su pupilo detalles tácticos poco habituales para un chico tan joven. El pequeño artesano Emery tuvo múltiples maestros a lo largo de su carrera futbolística, pero 'Salva' y Mikel le marcaron especialmente. El primero le hizo futbolista, el segundo confió en él para que diese el siempre difícil salto a Primera. ElDesmarque ha conversado con ambos protagonistas, que han desvelado múltiples anécdotas del técnico. Los dos coinciden, rememorando su época de jugador, en su brillante calidad técnica y en su "excesivo" individualismo. 

(Unai Emery, el tercero empezando por la izquierda, fila central, en la Real Sociedad en el filial. Mikel Etxarri está dos puestos a su izquierda, tras el presidente).
Mikel Etxarri ha trabajado durante prácticamente 20 años en las instalaciones deportivas de la Real Sociedad, tanto de entrenador, como de secretario técnico. En la cantera, en 1992, estrechó vínculos con Unai, cuando aún éste apenas contaba con 20 años. Su feeling fue intenso, tanto dentro como fuera de campo. Una relación que mantienen a día de hoy. Mikel tiene cientos de recuerdos del hoy técnico del Sevilla de cuando era jugador: 
"Yo entreno al Eibar desde el 90 hasta el 92, y entro a la Real en la 92-93. Había estado antes como segundo entrenador en el Sanse. Recuerdo una anécdota, en Semana Santa. En esa época siempre hacemos una selección de Guipúzcoa, y Unai, que estaba de jugador del segundo equipo juvenil, fue convocado con esta selección. Era un chico delgadito de Hondarribia, que pesaba poco y jugaba muy bien (risas). Tendría unos 15 años o así. Ocupaba el puesto de interior izquierda.

Recuerdo en Oñate que disputamos un partido contra un equipo italiano, creo que recordar que era la Fiorentina, con quien empatamos a uno. En el primer tiempo le estuve vacilando en el banquillo, porque fue suplente. Le dije que si salía en el segundo tiempo marcaría. Y el tío salió y lo hizo. Tenía una zurda muy buena, técnicamente era muy bueno".

"¿Por qué no triunfó en la élite? Creo que es justo en el año anterior a llegar yo, que estaba lesionado, lo que le frenó un poco la proyección. Coincidió con De Pedro, que era un poco más joven, en el momento que está lesionado y eso le perjudicó. Menudo jugador era Javi (De Pedro). Ahí le hizo una 'pasatxanda' (adelantamiento en vasco). Para él fue una pena, relativa claro, coincidir con un jugador como De Pedro. Esa lesión le duró un año o así, hablando de memoria. Unai rondaría los 20 años en esa época. Y la lesión pues no le vino bien, porque era muy bueno, ¿eh?", analiza.
En el 95, Unai dio el salto con Salvador Iriarte. Mikel lo recuerda con alegría. "Él juega tres años, y en el 95 le subimos. Yo de tres años que estoy de primer entrenador en el segundo equipo, al siguiente me quedo de secretario técnico. Ahí sube con Salva y luego, tras ser destituido, lo sustituye 'Javo' Irureta. No llegó a jugar mucho, porque estaba De Pedro por delante. Javi podía ser más pasador que Unai", explica.

Emery era un futbolista muy técnico, pero también 'protestón'. Le gustaba debatir con sus técnicos sobre diversas variantes tácticas, y sobre todo, no se mordía la lengua si estaba en desacuerdo con una orden.

"Se le veían detalles de su futuro en los banquillos porque era muy discutidor. A mí eso siempre me había gustado, aunque hay gente que le moleste que el jugador le conteste, a mí me gustaba como defendía lo que pensaba con criterio, se veía que le gustaba el fútbol y que iba a valer para más. Esa gente con una personalidad tan alta... a mí que me mande por ahí me importa tres pepinos, lo importante es que haga lo que le he mandado (risas)".

Emery cambia el césped por los banquillos

"Cuando él está en Lorca y yo estoy en Colombia viendo el Sudamericano sub 20, estaba allí Alberto Benito (director deportivo de Almería) y Antonio Fernández (exsecretario técnico del Sevilla) conmigo. El primero de ellos estuvo en el Toledo de compañero con Emery. Unai le llamó para que me preguntara si siendo futbolista se podía colocar como entrenador. ¡Y ascendió en Irún en el último momento el tío a Segunda! Son casualidades de la vida. Yo he tenido mucha relación con él, y la tengo. Le quiero mucho. Era muy trabajador, muy currante. Era excesivamente conductor, le gustaba mucho el regate... era buen tío", explica Mikel. Y hasta que no logró ser entrenador, no paró:

"Él se ha matado por formarse, se ha preocupado mucho por ser muy bueno en los banquillos. Creo recordar que estando en el Toledo de jugador me llama para pedirme unos apuntes para Alberto Benito que le estaba sacando el carnet de entrenador. Lo tenía claro que era lo suyo. Esa persistencia es clave en él".

Para Etxarri, Unai ya apuntaba maneras como técnico incluso en la categoría de juvenil y hay una característica que ha potenciado y que le ha permitido triunfar en la élite. "Recuerdo que me llamó la atención la faceta de psicólogo cuando me explicó hace unos años su forma de motivar a los chicos. Antes, de chaval, de joven, no le veía ese interés psicológico. Él tenía esa personalidad, sí, pero no la explotaba. No se me olvidará que a los chicos les decía, Unai tiene una cosa muy importante, y es que nunca entrega la cuchara. Fíjense en el Sevilla... ganó al Valencia en el último minuto con gol de M'Bia, levantó un 0-2 al Barcelona el año pasado, al Madrid la semana pasada un 0-1. No se cansa. Cree en su equipo, a tope. Él tiene claro eso. El año pasado me comentaba que estaba encantado con que los jugadores, incluidos los que no jugaban, sacaran provecho de los entrenamientos. Por ejemplo de Gameiro, que salía en los segundos tiempos y marcaba casi siempre. Eso es mérito de la forma de entrenar de Unai sin duda".

El balón parado de Unai

Emery se ha erigido en uno de los técnicos que mejor manejan el balón parado de España. El vasco estudia minuciosamente las diversas posibilidades en cada saque de esquina o falta, y potencia su rendimiento. Esta faceta le llamó la atención ya en su época en el Lorca: "El Lorca recuerdo que jugaba un día frente al Albacete y me dijo, Mikel, el entrenador de Albacete es un fenómeno del balón parado. Aquí empezó a enamorarse de eso. Me decía mira las jugadas que hace. Y perdimos 1-0 con un gol a balón parado. A lo largo de su carrera como técnico ha obtenido muchos puntos con eso. Con el Valencia lo hacía mucho, recuerdo que le marcó al Sevilla dos a balón parado haciendo pantalla en un mismo partido. Y yo le decía 'mamón, qué bien usas las pantallas en las faltas. No te pita el árbitro antirreglamentaria y te hartas de marcar'".
La personalidad de Emery a veces choca con los futbolistas, pero sabe hacerse respetar, y también querer.

"Unai ha sido capaz de lidiar con gente con peso en el vestuario, como Rakitic, como M'Bia... Él ha sabido sacarles partidos y no dejar a nadie atrás. No es fácil porque es un vestuario con gente importante, con muchos egos. Pongo un ejemplo muy gracioso. A Banega, cuando lo tiene en el Valencia, yo le decía 'Unai, quítalo que es muy vago. Y ahora, en el Sevilla, cuando lo llamo le digo, Unai ni se te ocurra quitarlo que es muy bueno (risas). Aunque con Joaquín le gané la partida, porque aunque jugó muy bien, no rindió al cien por cien. En algo tendría que ganarle yo, ¿no? (risas). Se me vienen a la mente las declaraciones de Joaquín sobre los vídeos... Pero eso está todo estudiado, eh. Emery nos comentó a Víctor Orta y a mí en una cena 'jugamos partidos cada tres días, es imposible explicarle a los jugadores los conceptos sin vídeos en tan poco tiempo'. Era un gran jugador, pero se ha convertido en un magnífico entrenador", desvela.

Salva Iriarte y el sueño de jugar en Primera división

Si Mikel Etxarri le formó en las categorías inferiores de la Real Sociedad, Salvador Iriarte fue la persona que permitió a Unai Emery cumplir su sueño como futbolista, el de debutar en Primera división con el equipo de los amores. Fue en la temporada 95-96. No llegó a disputar muchos partidos, apenas cinco, todos ellos como suplente, donde tuvo tiempo eso sí de marcar un gol al Albacete. Sin embargo, y pese a la timidez de debutar con los 'mayores', aquel joven futbolista ya veía el fútbol de forma diferente.
"La verdad es que yo fui el que le subí, aunque también es cierto que estuve poco tiempo con él. Él subió en el verano de 95, y en noviembre yo fui destituido. Pero sí recuerdo que era un vivo del fútbol, que lo vivía muy intensamente. Si subió al primer equipo es porque ya destacaba en el filial. La principal característica, aparte de una buena zurda que poseía, es como interpretaba el juego, ese tipo de cosas que está demostrando ahora como entrenador. Era algo que no era común en los futbolistas de plantel. ¡Y él era el pequeño!. En el poco tiempo que lo tuve, cuando un chaval sube al primer equipo, lo hace más tímido hasta que coge confianza. Ya en el filial era como un entrenador sobre el campo. Era el veterano del Sanse, aportaba más en ese sentido. Lo que sí se ve es en los entrenamientos es que los vivía con intensidad, era listo, vivo, el aspecto táctico lo dominaba bien, apuntaba maneras", afirma Iriarte.

Salvador Iriarte, como técnico de la Real Sociedad
Aunque su contacto con Unai no es tan estrecho como el de Etxarri, también guarda muy buena relación con el técnico del Sevilla, y no le extraña su éxito en los banquillos:

"En estos últimos años he coincidido alguna vez con él. En Valencia, por ejemplo, es un fenómeno. En el sentido que por todos los lados que ha pasado, ha dado a los equipos un rendimiento maravilloso. En Valencia se estarán acordando de él, se fue pero clasificándolo cuatro años seguidos para Champions. En el Sevilla fíjense, ha ganado dos títulos europeos, va dejando su huella en cada plaza. Empezó en el Lorca siendo entrenador-jugador. Y lo ascendió, y luego con el Almería lo hizo genial. Está demostrando con su trabajo que algo tiene".

Su futuro, para Salvador, es prometedor, aunque no tiene claro si continuará muchos años más en Nervión o no: "Es difícil saber eso. Lo que sí es verdad es que no me extraña que le quieran equipos grandes. Su trayectoria está ahí, su trabajo está ahí. Vemos que va pudiendo con todos los trabajos, haciéndolo de forma extraordinaria. No me extrañaría que acabara en un grande. Lo más resaltable es que consigue hacer unos equipos muy competitivos. Por cada club que pasó lo logró. No es nada fácil, con cambios de jugadores, con salidas, entradas, en diferentes equipos. Siempre pudo hacer equipos competitivos. En su juego, siempre hace equipos muy equilibrados. Otra característica es el juego a balón parado, que siempre les saca provecho. Todo eso hace que es un gran trabajador, un gran estudioso".

Mikel Etxarri y Salvador Iriarte, dos 'maestros artesanos' de aquel jovenzuelo que apuntaba maneras ya sobre el césped que hacían presagiar que terminaría en los banquillos dirigiendo a futbolistas. De ambos, Unai Emery aprendió cosas, quién sabe si las básicas que ahora imparte en el Sevilla. Y como se suele decir en estas historias... el alumno terminó superando al maestro.