Las seis 'puñaladas' del Atlético al Sevilla

La rivalidad entre el Sevilla FC y el Atlético de Madrid crece casi cada temporada. En los últimos tiempos, pese a que los colchoneros se han despegado en cuanto a sus objetivos deportivos, también se ha recrudecido esa enemistad entre ambos clubes.

Los asuntos de despacho no han ayudado precisamente a que haya un reencuentro entre dos de los clubes más laureados de los últimos tiempos en España, y esa guerra se ha recrudecido en los últimos días por el ‘caso Vitolo’, que ha acabado recalando en la institución madrileña después de una de las operaciones más rocambolescas que se recuerdan en el mundo del fútbol.
En el recuerdo de los aficionados sevillistas quedan seis operaciones contemporáneas en las que el Atlético de Madrid no quedó especialmente bien. Las recordamos en ElDesmarque.

El actual entrenador del Atlético de Madrid dio el salto a España como jugador en el Sevilla FC, que le fichó del Pisa italiano. Los nervionenses pagaron por él 160 millones de pesetas al club italiano en 1992, siendo una petición expresa de Carlos Salvador Bilardo.

Dos años después, el jugador fue traspasado al club colchonero por 450 millones de pesetas más Ferreira y Pedro, futbolistas que no rendirían en Nervión. Se convirtió por aquel entonces en el segundo fichaje más caro de la historia rojiblanca.
Dijo que el Sevilla le había servido para dar el salto a un grande y eso no sentó nada bien en la grada nervionense, que no le recibía especialmente bien. Eso sí, ya en su época como entrenador ha declarado que no dirigir al Atlético, le gustaría hacerlo con el club que le trajo a España.

El siguiente caso polémico tuvo lugar en 1997. José Mari, delantero canterano del Sevilla FC que apenas había jugado 21 partidos en Primera División fue fichado por el Atlético.
El futbolista despuntó en una temporada en la que el Sevilla se fue a Segunda División, y mientras el club quería renovarle él daba largas, a sabiendas de que su cláusula era un caramelo para otros equipos.

Se rumoreó durante meses que se marcharía al Atlético de Madrid, aunque el delantero lo negaba. Finalmente, los colchoneros pagaron los 165 millones de su cláusula y el de La Oliva se fue al Calderón.
Para colmo, llegaron a cambio Michel y Cordón, que no rindieron especialmente bien. Años después el Milan pagó 3.200 millones de euros por él, y para terminar de rematar la historia José Mari acabó vistiendo la camiseta verdiblanca del Real Betis durante temporada y media.

El central croata estuvo cuatro temporadas en el Sevilla. El 30 de junio de 2000 acababa su contrato, y pese a que el club nervionense intentó renovarlo acabó comprometiéndose con el Atlético, anunciándolo el 24 de junio.

Semanas antes, Hibic comentó que “en estos momentos el Atlético tiene ventaja si el Sevilla no quiere que siga". Finalmente, jugó cuatro temporadas más en el Calderón y se retiró.

El caso del checo fue de los más curiosos. Monchi puso sus miras en Ujfalusi cuando jugaba en la Fiorentina, con quien acababa contrato en junio de 2008.
El central había firmado un precontrato con el Sevilla, pero el Atlético se metió por medio y el jugador llegó ‘camuflado’ a Madrid para pasar su reconocimiento y firmar por los rojiblancos.

Finalmente, el checo tuvo que pagar 875.000 euros al Sevilla tras ser condenado por los tribunales.

El penúltimo caso fue el del delantero francés. Después de tres exitosas campañas en el Sevilla, el Atlético estuvo tentando al futbolista durante varios meses hasta que finalmente fichó por el club rojiblanco en agosto.

Fue un traspaso con acuerdo entre los dos clubes, cifrado en unos 37 millones de euros, pero la afición no le perdona que desestimara la renovación con el club nervionense, que le ofrecía un salario incluso mayor. Gameiro fue silbado a su regreso al Sánchez-Pizjuán el pasado mes de octubre.

El último caso ha dejado casi en anécdotas el resto de los citados. Vitolo ha estado semanas diciendo que quería irse al Atlético de Madrid, que está sancionado sin fichar, pero jugaría media temporada en la UD Las Palmas, con una ingeniería financiera para evitar la sanción…
De pronto, el canario cambia de idea y acepta la renovación del Sevilla FC, con firma de documentos incluidos por sus representantes y su padre. Pero con nocturnidad y alevosía le hacen cambiar de opinión entre sus representantes, el presidente de Las Palmas, Gil Marín y Simeone.

Al final, acaba pagando la cláusula de rescisión en LaLiga Santander, deja en muy mal lugar a su anterior club y, además, provocará que el asunto llegue a altas instancias, ya que el Sevilla entiende que lo pactado era ya legal. Un embrollo del que lo único seguro es que el recibimiento en Nervión a Vitolo no va a ser precisamente amistoso.