Al compás de Ganso

El Sevilla FC ha logrado una victoria sencilla ante un Granada CF que, aunque matemáticamente no sea carne de Segunda División, se da por descendido desde hace meses y apenas puso obstáculos para que el equipo sevillista campara a sus anchas por el verde. El resultado, corto, no reflejó la enorme superioridad entre ambas escuadras, aunque le sirve al Sevilla para verse más cerca de asegurar la cuarta plaza y meterle presión por la tercera al Atlético de Madrid, equipo que se ha ganado estar más pendiente de las semifinales de la Liga de Campeones que de la competición doméstica en el tramo final de temporada.

Jorge Sampaoli, al que la grada dedicó algunos silbidos al ser anunciado su nombre en el videomarcador, sorprendió en el once inicial alineando a Ganso, que llevaba veinte partidos ligueros sin participar. Si fue motivo de comentario por su presencia en el equipo, más aún lo fue por su colaboración al juego de un equipo que ha estado muchas semanas sin encontrar esa profundidad y clarividencia en el pase que precisamente aporta el brasileño, futbolista que llevó la batuta e hizo jugar al equipo al compás que marcaban sus botas durante los 80 minutos que aguantó en el terreno de juego.
De hecho, apenas tardó tres minutos en reivindicarse con una jugada que comenzó él con un buen pase hacia Jovetic y que culminó marcando con sangre fría y celebrándolo con rabia. Se valió el Sevilla también, que todo hay que decirlo, de que en esos momentos el Granada jugaba con diez después de que Saunier se lesionara en el primer minuto de juego y tardara en ser sustituido. A perro flaco…
El Sevilla se encargaba de poner de manifiesto casi en cada llegada que el Granada no tenía ningún plan y cada pase con intención ponía en un aprieto a la zaga nazarí, mientras que la zona defensiva hispalense vivía a placer. Tony Adams evidenció que vive esta experiencia como un pulpo en un garaje haciendo su segundo cambio en el minuto 21, retirando a un defensa –Gastón Silva- para dar entrada a Isaac Cuenca, retrasar a Héctor y, de paso, dar menos consistencia a una línea que las veía venir desde todos los flancos.
Después de 20 partidos de Liga sin jugar, Ganso hizo dos goles y llevó con calidad la batuta del juego.Así, los locales se sentían cómodos, por momentos demasiado teniendo en cuenta la estrechez del resultado, pues casi sin querer se plantaban ante Ochoa hombres como Correa, Jovetic, Mariano o Sarabia, pero con poco acierto. El margen era demasiado escaso y eso incluso soliviantaba a la grada, que le pedía a los suyos que finiquitaran en el marcador tan desequilibrado envite cuanto antes. El rival apenas llevaba peligro, pero como dijo Sampaoli en la previa tiene un puñado de buenos jugadores que pueden penalizar cualquier instante de relajación, y de esos tuvo varios el equipo del casildense en un primer acto que acabó con una exigua renta.
En el vestuario la consigna fue clara. Sentenciar lo antes posible. Y así fue. De nuevo inició la jugada Ganso, Jovetic se contagió del talento del brasileño y se la dio de tacón a Sarabia en la línea de fondo para que su centro lo introdujera en la portería el propio Ganso. Su talento es tan indiscutible como que el ritmo europeo le ha impedido adaptarse a tiempo. Pese a haber firmado su mejor actuación frente a un rival dimitido, ha conseguido ponerse en el mapa de Sampaoli y de los aficionados de cara a un tramo final que con esta victoria promete ser de lo más tranquilo.
Con el segundo gol el desaparecido Granada se metió en la cueva y las llegadas sevillistas se sucedían casi sin querer. Jovetic, Ganso, Pareja… todas ellas con algún destellito de calidad contagiados por el ex del Sao Paulo, que se ganó incluso que su nombre fuera coreado por el sevillismo. Puede ser el principio de una gran amistad.
El Sevilla llegaba casi sin querer y el tercero era cuestión de tiempo. Lo logró Correa en el 68’, pero el asistente levantó la bandera erróneamente, invalidando un tanto legal. Era el partido más cómodo de la temporada, y de nuevo apareció en escena la relajación. Entre los exigentes pitos del sevillismo, Ezequiel Ponce se plantó ante Sergio Rico y metió el miedo en el cuerpo a los presentes, pero su disparo se fue demasiado cruzado. Unos minutos después fue Carcela el que estuvo a punto de apretar el marcador con un gran chut que se fue alto por poco.
Despertó un poco el equipo en el tramo final, buscando decididamente un tercer gol que no llegaría. Se fueron Ganso, Jovetic –los mejores arriba- y Pareja –el mejor atrás-, y el Sevilla hizo por tomarse en serio los últimos minutos, que transcurrieron como todo el partido, con llegadas constantes de los de blanco y la impotencia de los de naranja, incapaces de trenzar jugadas y cuyo primer disparo a puerta llegó en el 89’. Cuánto se echan de menos aquellos puntos perdidos en la primera vuelta en Los Cármenes cuando aún se soñaba con todo…
 

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