La herida que deja abierta el mercado de enero

El mercado de fichajes de enero va a dejar muchas secuelas en el Levante UD y la primera de ellas apunta al futuro de los miembros de la cúpula granota que, hasta no hace mucho, mantenían una relación fluída pero que se ha ido erosionando por el desgaste de los malos resultados, de los tira y afloja por las no-incorporaciones a la plantilla y de los últimos acontecimientos de esta ventana de altas y bajas de invierno, sobre todo en lo que se refiere a Loïc Remy y Arouna Koné. Pero a los aficionados realmente les importa poco que Quico Catalán, Tito, Carmelo del Pozo y Muñiz se junten todos los días para echar una partidita al dominó o que se tiren de los pelos en cada rincón del Ciutat de València. La principal preocupación es que, aunque en el momento que escribo estas líneas se esté cerrando un refuerzo para el ataque, ya debería haber llegado hace mucho tiempo ese delantero que, tras un rodaje y un paso por el dentista frente al FC Barcelona, estuviese listo para empezar a romper redes contra el Celta y el Villarreal y sobre todo para la gran final que los granotas se jugarán en Riazor contra el Deportivo de La Coruña.

No se trata de ponerse dramático porque sí con la tardanza en la llegada del delantero. Evidentemente, quedan 18 jornadas de Liga por delante y acertando con dos futbolistas arriba se puede pasar del gris oscuro a uno más claro y que en el medio plazo se despeje el panorama. Algo que podría haber sucedido si estos atacantes hubieran estado entrenándose ya bajo las órdenes del entrenador a la vuelta de las vacaciones navideñas. El fútbol no son matemáticas pero con un poco más de calidad arriba es bastante probable que algún punto se hubiese quedado en Orriols frente al Celta. Vamos, lo que ha hecho el Alavés con Guidetti. Este sábado, lo que convierte en una finalísima el partido contra el Deportivo es que, si ganas a los gallegos, les dejas a cinco puntos y el ambiente bastante caldeado por Abegondo. Si el Levante pierde, caerá en zona de descenso y el equipo, de momento, no ha demostrado demasiada capacidad de reacción.
Pero la principal herida empezó a abrirse al cierre del pasado mercado de verano. Después de los aterrizajes de Álex Alegría, Nano Mesa y Emmanuel Boateng, más una cesión de Enes Ünal por la que el Levante desembolsó 600.000 euros por dos meses al Villarreal (la otra cantidad que me ha llegado, mucho más elevada, me la reservo porque desde el club la han desmentido rotundamente), seguimos estando en el punto de partida. Unos errores que, como todos somos humanos y fallamos, se podrían haber enmendado a partir del 1 de septiembre pero, cuando Muñiz ha arrancado el antepenúltimo entrenamiento de cara a la visita a Riazor, lo ha vuelto a hacer con lo que tiene. Esto ha minado la confianza entre el presidente y su dirección deportiva, algo por lo que Quico Catalán ha estado un mes peleando con su colega del Sivasspor, que se comprometió a venderle a Koné si el marfileño se descaraba y pedía su salida del conjunto turco. Posteriormente, la promesa fue que por tres millones de euros se lo vendería al Levante y, cuando se envió esa oferta... nanay de la China.
En este enredo, por cierto, aprovecho para pedir disculpas a los lectores de ElDesmarque por la información que daba por cerrado el traspaso del ex atacante granota.

A estas alturas, no hace falta que nadie proclame a los cuatro vientos y a quien quiera escucharlo que Quico ha sido el que se ha encargado personalmente de la operación Koné y que, por tanto, ha sido al presidente al que le ha salido mal la jugada. Catalán, escocido por lo que pasó en verano, ha tomado las riendas de una operación que parecía muy encarrilada aunque pocos se podían imaginar que el que fuese gran héroe del Levante en la 2011-12, con la clasificación para la Euroleague, le dijese 'digo' al dirigente azulgrana y en Turquía, en la intimidad con un tal Mecnun Otyakmaz, dijese Rodrigo.
El aficionado puede constatar que, domingo tras domingo, en las alineaciones aparecen siete, ocho, nueve de los futbolistas que jugaban en Segunda. Señal por un lado de que el año pasado Tito y Carmelo hicieron una plantilla formidable y reflejo también de que los que han llegado este año, por lo general, no han servido para mejorar la plantilla. Y ello después de ocho millones de euros gastados en fichajes, más las incorporaciones de otros futbolistas libres pero costosísimos, algo impensable hasta hace poco. El error que condenó a Manolo Salvador, gastarse tres kilos en el fichaje de Cuero, es práctica habitual en estos momentos en el conjunto granota. Si los resultados no lo remedian, el que podría pagar los platos rotos es el que hasta hace poco desde la megafonía del estadio presentaban como 'El Doctor en fútbol'. Pero el único que puede solucionar esto, o al menos es el que tiene el poder para hacerlo, es el que siempre lo ha hecho, el presidente que sacó en tiempo récord al club de la ruína y que cumple su séptima temporada en Primera División. Y no caer tres veces en la misma piedra.
Posdata: Sobre la llegada de Fahad Al-Muwallad, no hace falta explicar más que es una gran operación comercial para el Levante. Lo único es que el anuncio llegó en el peor momento. El saudí, desde luego, no es el problema del conjunto granota, sino que puede traer una importante solución económica. El problema es lo demás que no se ha hecho. Desde estas líneas, le deseo acierto a Carmelo y Tito para que con sus gestiones puedan sacar al equipo del atolladero.