Las rotaciones a escena

Cuando un equipo configura la plantilla, lo hace con la idea evidentemente de constituirla de la forma mas competitiva posible. La forma lógica de hacerlo, consiste en conocer bien lo que se tiene en plantilla en el momento actual, pero sobre todo y muy importante, saber a qué quiere jugar un equipo, para en función de ello, buscar los perfiles de futbolistas que lo pueden llevar al máximo rendimiento.

Los equipos que de verdad quieren competir por cosas importantes, deben tener no solo un buen once competitivo, sino que debe de tener futbolistas que habitualmente no disputan una gran cantidad de minutos, pero que cuando lo hacen, suman y le otorgan al equipo consistencia y continuidad. 
Pero ello, no es sencillo, ya que es complejo encuadrar a un futbolista con carácter competitivo, y que éste acepte no ser titular de forma habitual. Ahí es donde coge mayor peso la personalidad del entrenador o la capacidad de seducir a sus futbolistas en todas las fases de la temporada competitiva.
El entrenador debe de hacer sentir a cada uno de sus futbolistas, que son importantes, unos en mayor medida que otros evidentemente, pero siempre siendo honestos con ellos, porque el futbolista es consciente de todo. 
En realidad hay muchas formas de configurar plantilla de un equipo, siendo obvio, que los clubes con mayores recursos económicos disponen de mas opciones pero también existen casos y situaciones de clubes con una dimensión mas modesta, que maximizan todos sus recursos y son capaces de constituir plantillas competitivas, coherentes a sus expectativas e incluso superarlas. Dicha situación tiene mucho merito, porque demanda mucho trabajo detrás, existiendo siempre la opción de que el rendimiento individual o colectivo no sea el esperado.

Lo importante, es intentar reducir en la medida de lo posible el margen de error

Con respecto a la forma de afrontar la temporada, hay que diferenciar las situaciones de aquellos equipos que compiten dos veces por semana (Liga + Competición Europea), y aquellos que solamente tienen compromisos de liga y máximo de Copa durante alguna secuencia de la temporada.
En todo caso, el entrenador, siempre pensando en el colectivo, intentará conservar el nivel competitivo del grupo, en toda su integridad durante todas y cada una de las competiciones, sabiendo que existen elementos como sanciones y lesiones, que condicionan los planteamientos y ahí aparece la necesidad de acertar en la toma de decisiones, sobre cuestiones como definir quien compite, quien debe orientar al grupo en situaciones desfavorables, otorgar mayor peso en desarrollo de acciones puntuales como gestión de vestuario apoyado en capitanes o jugadores que sin el 'brazalete' son líderes y pueden reorientar situaciones imprevistas y que están superando al equipo.

Los riesgos

Si el entrenador confía en un grupo reducido de jugadores para cumplir con las expectativas definidas al principio de la temporada, corre el riesgo que el soporte del grupo desaparezca, apareciendo fracturas dentro de un vestuario desconfiado y sin la actitud necesaria para revertir situaciones.
Desde un punto de vista colectivo, interesa que todos los jugadores sumen, pero inevitablemente con el transcurso de las jornadas, de forma natural se va a ir descubriendo qué jugadores gozan de mayor peso especifico dentro del grupo y quienes adquieren un papel mas secundario, pero que por momentos pueden ser decisivos y quien sabe, si esos jugadores, pueden llegar a convertirse en “necesarios” que no “imprescindibles”.
No soy muy amigo de las rotaciones, si el grupo trabaja bien y compite conforme a lo esperado, pero si que soy partidario de implicar a la mayoría de los futbolistas, porque en su totalidad, honestamente pienso que no es posible, porque el jugador lo que quiere es jugar, y los entrenadores no podemos ofrecerles quizás todos los minutos que por su trabajo necesitan, pero solo están habilitados para competir cada jornada dieciséis jugadores que se inscriben y presentan sus fichas federativas.
El resto, que no participa, debe estar pensando, en mejorar día a día, para seguir creciendo individual y colectivamente, obligando al entrenador a reflexionar y tomar decisiones sobre la participación en el juego de cada uno de sus jugadores, sabiendo que lo mejor que le puede pasar al propio futbolista es tener la oportunidad de demostrar sus capacidades, jugando y haciendo jugar, siendo este el mejor argumento para sentirse querido y valorado.
Dialogar es sinónimo de que existe relación en el binomio entrenador – jugador, porque no tengo ninguna duda de que en el momento de que esto desaparezca, el grupo va a ser el gran perjudicado.
David Martínez
Entrenador de Fútbol