¿Queremos imparcialidad arbitral o no?

En ligas de máximo nivel como la Premier League, o la Serie A, recientemente se ha empezado a utilizar la tecnología, concretamente con el uso del “ojo de halcón”.

Dicho mecanismo prevé evitar todas aquellas situaciones del juego que se escapan al ojo humano, por la rapidez de las acciones, en espacios y tiempos muy cortos.
Diseñado por una empresa controlada por Sony, intenta mediante el uso de cámaras situadas en todo el campo, identificar la posición casi exacta del balón en relación a la línea de gol en la portería, generando un porcentaje de acierto muy elevado en sus decisiones , cercano al 99 % y habiendo sido testeado por numerosos clubes, federaciones, continentes y países.
Evidentemente esta herramienta informática, agiliza la toma de decisiones de árbitros en momentos comprometidos que pueden significar la consecución de ligas, provocar descensos o sumar un empate o tres puntos que bien valen para la clasificación de una competición europea o quedar fuera de ella.
Las planificaciones de temporada de un club, en cuestiones de rendimiento deportivo, pueden verse condicionadas evidentemente por cuestiones económicas, dado que existe una gran diferencia en el volumen de ingresos de un club clasificado para jugar en Europa, que otro que no lo hace; o un equipo que desciende a segunda división con lo que la viabilidad de sus proyectos fluctúan en función de la consecución de los objetivos o no. 

Sentidos contrapuestos

Honestamente siempre he pensado que como entrenador no quería el uso de la tecnología porque pensaba que de esa forma estaríamos desvirtuando parte del espectáculo y adulterando la originalidad y espontaneidad del mismo, siendo siempre consciente de que en ocasiones las decisiones arbitrales, te ayudan y en otras te perjudican, pero se asume con naturalidad y se acepta.
Después de conocer el mecanismo que se va a emplear, pienso que el juego en ningún momento se desvirtúa, no siendo afectados elementos propios y específicos del juego como el balón, ni en dimensiones ni en peso, tampoco el terreno de juego , o incluso las porterías, fluyendo todo con normalidad absoluta, hasta el punto de pensar que las cámaras se encuentran externas al propio rectángulo de juego.
En definitiva, considero que todo son ventajas, y que el uso de la tecnología no va a permitir el acceso a especulaciones, de si un arbitro o asistente, se encuentra condicionado en la toma de decisiones o no es imparcial.
El “ojo de halcón” resolverá aquellas situaciones a las que el ser humano no es posible acceder o llegar, impartiendo justicia en una acción tan decisiva como es la consecución o no de un gol.
David Martínez
Entrenador de Fútbol