Final Mundial sub17 Nigeria-España: 8 años después

Las historias de éxito en el fútbol son las que acaparan portadas y minutos televisivos y resulta imposible para cualquier niño que empiece a darle patadas a un balón no mirarse en esos espejos. Posiblemente, los cracks mediáticos alimentan el deseo de los chavales de llegar a ser una de esas estrellas futbolísticas. También los padres se dejan llevar por esa legítima aspiración, máxime cuando los vástagos van superando etapas, ascendiendo en el fútbol base y entrando o asentándose en las canteras de los principales equipos del país. Si ya hablamos de enfundarse la roja en sus categorías inferiores, pocos son los que mantienen los pies en el suelo y piensan que aún no se ha conseguido nada. El cielo parece tan cercano que nadie se resiste a pensar que ya lo ha tocado y, realmente, ese último paso, quizás los dos últimos, son los más largos y costosos de andar.

Afortunadamente, nuestro fútbol ha dado generaciones magníficas, las sigue dando, merced a un trabajo estupendo en la mayoría de canteras y, en general, a la aportación anónima de miles de entrenadores repartidos por todo el país, capaces de enseñar, animar y guiar a los chicos desde tempranas edades. He querido pararme en la selección española sub17, que históricamente ha sido sinónimo de éxito en los Europeos, con ocho títulos, aunque en los Mundiales se haya quedado a las puertas tres veces cayendo en la final. La última ocasión fue en el Mundial de Corea en 2007, con unos futbolistas que ahora tienen 25 años, es decir, una edad perfecta para estar asentados ya en su respectivo nivel. Aquel torneo, en el que fue elegido mejor jugador el madridista Toni Kroos, se le escapó a España en la tanda de penaltis ante Nigeria, después hablaremos bien del combinado africano, al errar los discípulos de Juan Santisteban sus tres primeros lanzamientos. Demasiada presión.
En buena lógica, aquella selección de 21 chavales en edad juvenil debería nutrir ahora mismo a la absoluta pero, ¿está siendo así? Realmente no y sólo David de Gea es un fijo en las convocatorias de Del Bosque. De aquel grupo de élite tres jugadores más han debutado en al absoluta, pero sólo han jugado un partido con ella. El primero en hacerlo fue Bojan, que se perdió aquella final cuando estaba siendo el mejor, y al que seleccionaron en la absoluta en 2008 por aquello de evitar que Serbia le citara. Desde entonces, temporadas de poco brillo en grandes europeos que desembocaron en su actual club, el Stoke City de la Premier.
También se enfundaron la Roja una vez el madridista Nacho y el malaguista Camacho, que posiblemente represente la trayectoria más ortodoxa de todos los jugadores de aquella selección sub17. Ellos dos son parte de los que han conseguido asentarse en Primera, un grupo que completan el levantinista Mariño, el actual jugador de la Roma Iago Falque, Asier Illarramendi y el sportinguista Isma López.
La final, parte 1

Ésta es la cara A del fútbol pero, a partir de aquí, ¿qué pasó con el resto de internacionales españoles que fueron subcampeones del mundo sub17? El resumen frío y numérico es que tres de aquellos jugadores están ahora en Segunda A, seis en Segunda B y dos de ellos en Tercera. A buen seguro que ninguno de ellos se esperaba este desenlace cuando se colgaron la medalla de plata en aquel Mundial. Completa aquel combinado el caso más peculiar, el de David Rochela, titular en la final y que ahora mismo, a sus 25 años juega en Tailandia, donde ya suma dos temporadas. Formado en la cantera del Deportivo, tuvo un paso por el Racing de Santander antes de emprender la aventura asiática.

Los que se quedaron en el camino

Conocer su historia o la del resto de chicos que se han quedado en 2B o Tercera sería, posiblemente, una muy buena lección de vida para todos aquellos chavales (y padres) que se ven a las puertas del fútbol profesional. Por ejemplo, el guardameta Yelco intenta reconducir su carrera en la Tercera madrileña y David González, que fue a aquel Mundial desde el Juvenil del Barça, milita en otro Tercera, el Caudal de Mieres. En Segunda B están dos viejos conocidos de las canteras valencianas que fueron subcampeones del mundo: Ximo Forner (Linense) y Jordi Pablo (Socuéllamos). También en la categoría de bronce encontramos ahora de aquel grupo al herculano Atienza, a Alberto Morgado (Amorebieta), Sergio Rodríguez (Talavera) y Lucas Porcar (Espanyol B).

Batiéndose el cobre en Segunda están el delantero titular de aquella final, Daniel Aquino (Numancia), así como Sergio Tejera (Nàstic) y Fran Mérida (Huesca), los dos firmados en su día por Chelsea y Arsenal como jóvenes promesas y que ahora reconducen sus carreras en el segundo escalón del fútbol español.
Ocho años después de disputar la final de un mundial sub17, el resumen es que sólo uno de aquellos 21 chavales (De Gea) está consolidado en la selección absoluta y que como titulares fijos en Primera sólo se pueden considerar a dos de ellos: Camacho,  e Illarramendi, con Bojan, Nacho y Falque un pasito por detrás. El fútbol, que tantas veces consideramos sobredimensionado, tiene una dificultad máxima para llegar a la élite, el cuello de botella se va cerrando muy selectivamente y, por eso, quizás no sea tan injusto que los que se asientan en lo más alto tengan el premio que reciben.

Nigeria, campeones desaparecidos

Pero si el ejemplo de España nos debe servir para entender lo duro del proceso, merece la pena analizar qué pasó con el que fue campeón del Mundo sub17 en aquella final, Nigeria, pues obtendremos conclusiones muy diferentes. Para que entendamos la dureza de este proceso, basta con indicar que ninguno de los 21 futbolistas nigerianos que se proclamaron campeones en el Mundial de 2007 milita en clubes de primer nivel, ni siquiera del segundo nivel o al menos de los que participan esta campaña en competición europea. De aquellos chicos, sólo han conseguido tener una carrera reconocible y estable en Europa tres jugadores que actualmente militan en el AEK griego, el Anzhi ruso y el Olimpia Donetsk de Ucrania. Desalentador bagaje.
Final (parte 2) 

Los motivos de que ninguno de estos campeones del mundo haya conseguido triunfar o, ni siquiera, jugar en la selección absoluta de su país son para investigar. De entrada, la habitual sospecha sobre motivos económicos en las convocatorias de unos u otros  jugadores y, sobre todo, la edad de los jugadores convocados por selecciones inferiores africanas parece evidente en casos como el del meta Okanlawon. El portero de la sub17 aterrizó en su país tras el éxito mundial y allí estaban sus dos hijos esperándole para abrazarle. Teniendo en cuenta que disputó el Mundial con 16 años…resulta más que sospechoso que el chico se hubiera casado con 14 años y tuviera dos hijos ya. Tras aquello, Okanlawon desapareció del panorama futbolístico y no se le conoce equipo posterior mientras aumentaban los rumores que le atribuían hasta 10 años más de los 16 que decía su pasaporte mundialista.
De hechos, ninguno de los tres guardametas que acudieron con Nigeria han tenido carrera futbolística, a Uche Okafor no se le encuentra ningún equipo y Ajiboye, que disputó la final y fue héroe en la tanda de penaltis, tuvo un efímero paso por el Pontevedra en Segunda B con el que disputó un partido en 2011. Nada más.
Final (parte 3)

Son muchos los jugadores de aquella selección que se han perdido entre clubes menores o, directamente, no se les conoce equipo. En esta búsqueda de su rastro, he consultado hasta cuatro bases de datos, dos de ellas de pago, por lo que creo que se puede atribuir bastante fiabilidad a los resultados. Entre jugadores de los que no se encuentra ningún rastro (Daniel Joshua se retiró en 2009 tras sufrir un accidente de coche) o alternan entre clubes nigerianos, podemos situar hasta a 16 de los 21 campeones del mundo sub17 en 2007!!!
De los otros cinco, los que han conseguido asentarse o moverse por mercados principales, destacamos a Macauley Chrisantus, que recibió la Bota de oro de aquel Mundial, y al que en España se recuerda por un par de temporadas en Las Palmas y que ahora milita en el recién ascendido AEK de Atenas. Antes, pasó sin mucha fortuna por Alemania, o Turquía. También pasó por España sin excesiva relevancia otro de los delanteros de aquel equipo campeón: Akinsola. A sus 25 años, ha regresado a su país tras militar en Salamanca, Zamora, Granada, Cádiz, Racing, Cartagena y Hospitalet…también pasó por Chipre y Rumanía antes de volver a casa tras una etapa europea muy alejada del nivel que se le presuponía a un campeón del mundo.
Final (parte 4)

En general, los nigerianos que salieron de su país lo hicieron a equipos/países de tercera fila europea y presentan una carrera plagada de cambio de club. Por ejemplo, Yakubu Alfa pasó por cuatro países en Europa en tres años antes de regresar a su país y King Osanga le superó con siete equipos diferentes de cinco países distintos antes de darse por vencido en la segunda belga y volverse a su país con más pena que gloria. Más lejos, en China, lleva tres años jugando Gaviyu Oseni (tras pasar por Túnez y Rusia). De los que sí han mantenido una línea de regularidad están Sheriff Isa, que cumple cuatro años en la primera ucraniana (Olimpik Donetsk), y Lukman Haruna, en el Anzhi ruso cedido por el Dínamo de Kiev tras su paso por el Mónaco.
Y a partir de ahí, poco más, sólo la presencia de Rabiu Ibrahim en el líder de la liga eslovaca, eso sí tras pasar antes por seis equipos diferentes, y pinceladas en España casi anecdóticas en categorías inferiores como la de Ademola Rafeal (Atlético Baleares en 2011) o de Matthew Edile (Salmantino, Olot o Terrassa). Sin duda, un bagaje paupérrimo para toda una generación campeona del mundo sub17 y que merece la pena recordar años después para valorar convenientemente la dificultad que entraña no sólo llegar a la élite sino, al menos, poder vivir del fútbol por mucho que un futbolista destaque en todo un Mundial sub17.
Miguel Ángel Vara
Periodista