Conspicuo

No deben existir muchas palabras que sean capaces ellas solitas de explicar el juego de este equipo que viste la camiseta del Levante. Ininteligible, del más allá, imposible descifrar la actuación del viernes por la noche para cualquiera. Un grupo que jugándose la vida acaba el partido con una amarilla sin querer, porque José Mari no acertó a esquivar al rival. Un equipo que se tira todo un entrenamiento (el de este miércoles pasado) sacando de banda porque la estrategia es fundamental para Lucas y una falta a favor acaba en los pies de Mariño.

Parece que no pelea, no presiona, no defiende bien, no empuja, no combina y ni siquiera juega al patadón. No es directo porque a Barral no hay quien le convenza para que se quede cerca del área como delantero que se le supone y porque Uche la quiere al pie. No juega al toque porque su entrenador no quiere pases arriesgados. Solo da pases fáciles, casi siempre hacia atrás, que acaban por aburrir al personal.
La trituradora en la que se ha convertido la libreta de alineaciones de Alcaraz deja claro que a este entrenador le da igual so que arre. Ocho que ochenta. Camarasa que José Mari. Uche que Casadesús. Ivanschitz que El Zhar. Debe saber con esto el entrenador que tiene a todo el vestuario cabreado porque hasta a quien lo juega todo (Morales) le putea cambiándolo de posición. Tampoco parece normal que Iván López pareciera Cafú en Mestalla y cuatro días después regrese a su versión más discreta, aun siendo de lo mejorcito del equipo y del curso. Pensar que fue porque el Genoa estaba espiándole en el derbi es demasiado simple, en mi opinión, y de muy malpensado.
Porque querer quieren los jugadores y el entrenador. Que tengan capacidad o no es un debate estéril a las alturas que estamos. Y digo yo que querrán, aunque sea por la pasta. Recuerdo, por si acaso alguien anda despistado, que si el equipo baja, sus contratos se rebajan hasta la mitad en algunos casos.
Aunque con el ‘potra team’ de por medio, yo estaría cagado si fuera cualquiera de los implicados en el descenso. La buena suerte de este equipo parece no tener fin (y que así siga) y muchos cruzan los dedos para que no se agote. Habrá que agarrarse a ese dogma de la potra, el culo o la chamba porque lo futbolístico no hay por donde cogerlo. Y es que lo que se han tragado cada uno de los que han ido al Ciudad de Valencia esta temporada es para que el señor presidente les mande un regalo a casa cuando cierre la permanencia. Aun pita poco la grada con los malos ratos que ha pasado sentado en su asiento. Sobresaliente comportamiento. Conspicuo estilo. Mis filtraciones…
Pedro Zamora
Deportes COPE Valencia