GARY VETE YA… y mucho más

Lo primero que quiero contarles es como veo lo del jueves en Mestalla. Miren, yo también estoy hasta el gorro de la situación deportiva del Valencia. De la indolencia de sus futbolistas, de la incapacidad del entrenador para revertir la realidad de Nuno, de la falta de criterio de Peter Lim a la hora de tomar decisiones…pero todo esto tendrá su nivel álgido de bronca cuando termine la temporada (es decir, cuando al Valencia le eliminen de la Europa League). Que pena.

El jueves llega la última bala. El posible último aliento del moribundo blanquinegro 2015-2016. Y, como a todo aquello que has amado profundamente, no lo abandonas hasta el último minuto por mucho que la relación parezca rota.
El jueves llega la última bala. El posible último aliento del moribundo blanquinegro 2015-2016. Y, como a todo aquello que has amado profundamente, no lo abandonas hasta el último minuto por mucho que la relación parezca rota. Y, aunque no se lo merezcan jugadores y entrenador, la entidad está por encima de todo y un 1-0 es remontable hasta por estos mismos que arrastraron la camiseta por Orriols el domingo por la mañana. Porque el fútbol es así. Mientras hay vida hay esperanza, y hay que morir por ella. Y si cuando termine la eliminatoria la cosa acaba mal, todo el mundo entenderá un lógico y atronador ‘Gary vete ya’, ‘jugadores mercenarios’… o lo que la grada decida expresar después de mucho tiempo aguantando. Porque el valencianismo se agarra a la Europa League para no mandar todo a paseo con la virulencia del ‘Big Bang’. Esto es un reloj de arena; lento pero inalterable.
Pero pedir la cabeza de Neville para recordarle a Lim que no se le ocurra renovarle no solucionará gran cosa. Y pedir la cabeza de los jugadores tampoco servirá para mucho. Porque ambas cosas deben pasar, pero el que debe cambiar primero no es el inquilino del banquillo o los jugadores que llegan y se van. El que de verdad debe variar de criterio es el dueño del proyecto. Si eso no pasa, que más da el nombre del nuevo amigo que puede aparecer en nuestras vidas. Es Lim quien debe rectificar. Aceptar de una vez que ha comprado una empresa en la Europa Occidental, que se rige por criterios deportivos, sociales y estrictamente empresariales. Reconocer que esto del fútbol no funciona con relaciones de confianza como en su oriente natal. En su mundo sí, pero en este deporte y en España no. Esto no es Asia. Ni tampoco Inglaterra, por cierto. Esto es Spain y Valencia. Que se acople a la realidad, que la realidad no va a cambiar por él.

El valencianismo está roto de dolor, de decepción y de pena. Esperaba un proyecto ganador, ilusionante y que recolocara al Valencia en el lugar que le corresponde
El valencianismo está roto de dolor, de decepción y de pena. Esperaba un proyecto ganador, ilusionante y que recolocara al Valencia en el lugar que le corresponde; otra vez entre los más grandes. Y en cambio se ha encontrado con un extraño magnate singapurense que tan buen talante destila como incomprensibles decisiones toma. Incomprensibles e irresponsables.
Porque comprar un club de fútbol requiere de profesionales del medio en todos los ámbitos. En los altos cargos que atañen a lo deportivo y en los altos cargos que responden de lo social. Uno no puede comprar una empresa que mueve a millones de aficionados (que respiran por amor a unos colores) y pretender que la cosa funcione sin ellos. Uno no puede comprar una empresa que requiere que una pelotita entre y pretender que funcione colocando a sus amigos. Preferir gente de tu confianza a reconocidos profesionales aunque no los conozcas bien es un error de base. A las pruebas me remito. Las propias y las ajenas.

Ningún grande de Europa contrata entrenadores sin experiencia, rango y capacidad demostrada. Ninguno salvo el Valencia (Zidane es lo más parecido en la élite, pero al menos es un icono en la historia del Madrid). Mientras, aquí traemos un icono de… ¡¡la selección inglesa!! que ni siquiera sabia el idioma cuando llegó. Los grandes fichan acorde a su grandeza y sus obligaciones. Invierten en la pieza clave de cualquier proyecto deportivo; el entrenador. Y sobre él construyen aunque se puedan equivocar. Y por dinero no será; Pelegrini, Guardiola, Mourinho, Ancelotti, Benitez, Klopp, Allegri…con el sueldo dos años de uno de estos no alcanza para comprar a Rodrigo Moreno. 
Pero mientras los grandes del fútbol marcan el camino a seguir en la inversión, Lim en año y pico va en dirección contraria. La secuencia es inapelable; el amigo Mendes le recomienda al amigo Nuno (que casualmente es su representado) y el amigo Mendes trae jugadores no contrastados (que casualmente representa él o intermedia él) aprovechando la confianza de Lim. La confianza y su dinero, claro. Porque el que se juega los cuartos es básicamente el singapurense.  
La confianza de Lim en sus amigos hunde su propio barco. Pero sin él dentro, claro. Que está en Singapur esperando que un milagro llueva del cielo y su Valencia empiece a ganar partidos. Pero los milagros en el fútbol no existen, Sr Lim.Cuando Nuno asoma la patita y descubrimos su verdadera realidad (primer verano que ficha él y su amigo Mendes tras quitarse de en medio al incómodo Rufete & cia) empieza el desastre absoluto. Todos nos damos cuenta, el Valencia poco a poco se va deshaciendo hasta que la cosa es tan insostenible que Nuno es destituido para alegría de todo el valencianismo. Y mi propia alegría, ya saben. Porque yo quiero lo mejor para el Valencia y con Nuno se iba hacia el abismo a gran velocidad. Y ahí aparece de nuevo Lim en la escena. Que por segunda vez elige a otro amigo en lugar de un profesional contrastado para un cargo decisivo en la empresa que ha comprado. Ser entrenador en el Valencia se ha puesto muy barato, pero la exigencia es la misma. Y pese a la buena voluntad que Neville le ha puesto a la cosa, le ha desbordado por los cuatro costados. Sus números en cuatro largos meses son de descenso a segunda, y su humillación la noche del 7-0 de despido fulminante. También a gran velocidad. Y la imagen del derbi, para no ir más allá que anteayer, nos devolvió a la época más negra de Nuno. Regreso al pasado sin Michael J.Fox. Pero aquí parece que no pase nada.
La confianza de Lim en sus amigos hunde su propio barco. Pero sin él dentro, claro. Que está en Singapur esperando que un milagro llueva del cielo y su Valencia empiece a ganar partidos. Pero los milagros en el fútbol no existen, Sr Lim. Me cuesta entender que un hombre hecho a sí mismo no supiera esto antes de llegar al fútbol. Se ve que su amigo Mendes no le contó toda la información. Todo muy casual.
Nuno era un experimento Mendes y Neville un experimento Lim. Uno está en la calle y sin trabajo (che, que raro) y el otro se marcha a la carrera a Inglaterra con la selección no sea que pierda el trabajo que ya tiene. Su compromiso y responsabilidad con el Valencia en plena crisis quedan más que demostrados. El amigo (de Lim) se pira no se cuantos días y nadie le dice que eso no puede ser dada la situación deportiva del club que le paga. Porque aquí sigue sin pasar nada.

En resumen, dos experimentos basados en la confianza y no en un criterio estrictamente profesional y dos bofetadas a mano abierta.
En resumen, dos experimentos basados en la confianza y no en un criterio estrictamente profesional y dos bofetadas a mano abierta. 100% en la estadística. Ya estará bien, digo yo.
Espero que la llegada de Suso Garcia Pitarch sea el inicio de un cambio real en la estructura. Porque acertará más o menos, pero éste sí es un hombre de fútbol sin intereses ajenos al Valencia, valencianista y con experiencia en el cargo. Que tenga capacidad de maniobra, porque o Lim cambia de rumbo y se dedica a dejar que los profesionales sin intereses propios (Mendes ya sabemos todos lo que es) fichen entrenador y plantilla en base a criterios deportivos o esto se va al garete. Les conozca más o menos. Sean o no sus amigos. Porque si Lim está dispuesto a perder dinero a manta por dirigir mal su proyecto VCF problema suyo es.
Todos sabemos que en su día sacó al club del atolladero económico. Yo no lo olvido, y por eso le respeto. Probablemente por eso mismo Mestalla aun no le señala con el dedo acusador. Pero todo tiene un límite. Comprar un club de fútbol no obliga a sus aficionados a hacer la ola pase lo que pase y las decisiones perniciosas para la empresa están arrastrando a la masa social de uno de los clubes más importante de la historia del fútbol. Y eso sí que no. El Valencia, su escudo, sus gentes… son mucho más importante que el Sr.Lim. Y les está haciendo un daño que no se paga con dinero. Ni con acciones.
Kike Mateu
Jefe de Deportes de Gestiona Radio