Los interrogantes del nuevo Valencia

Dani Parejo oficialmente renovado, Santi Mina fichado, Bakkali fichado y a la pretemporada…son las cosas que han pasado en apenas cuatro días. Los que van desde el viernes por la tarde y el pasado lunes. Los que van desde que Amadeo Salvo -el viernes a mediodía- abandonó las oficinas del club anunciando con naturalidad que ese era su último día en el lado noble de la puerta de madera que separa el Valencia de los ejecutivos del Valencia de Avenida de Suecia. Y a esa calle del pueblo ha vuelto. El lugar de donde saltó al estrellato hace más de dos años para convertirse en la figura clave de la venta del club a Peter Lim.

No es casualidad que tres operaciones futbolísticas se cierren una vez. Salvo ya no está en el radio de acción de Nuno. Era el grano en el trasero que faltaba por extirpar de un proyecto singapurense en el que el portugués quería mandar desde el primer día -seguro que porque así se lo prometieron- y para lo que ha tenido que esperar justo un año.
Como tampoco es casualidad que Salvo se despidiera de todos los jugadores en Paterna en el primer día de trabajo y no dedicara un minuto al entrenador al que él mismo trajo para complacer a Lim previo despido de Pizzi. Porque las cosas son como son y no como no las han querido contar. Ha sido un año muy largo entre los dos, lleno de desencuentros, traiciones y batalla final. Los periodistas, que honestamente trabajamos buscando únicamente la verdad, no contábamos trolas interesadas cuando exponíamos en nuestros micrófonos, periódicos o diarios digitales lo que en las trincheras del Valencia estaba pasando. Había una guerra interna que antes o después iba a explotar porque nadie iba a cambiar el Status Quo reclamado por Nuno. Y así ha ocurrido.
No estoy aquí hoy para justificar, juzgar o señalar a los buenos y malos de esta película. Aquí todo el mundo sabe lo que ha pasado y el tiempo colocará a cada cual en el lugar que merezca. A Nuno se le juzgará por sus resultados tras asumir en solitario la responsabilidad máxima de todo asunto deportivo eliminando de la ecuación a Rufete-Salvo y liberando a Mendes de incómodos inquilinos. Porque Lim ejecutó, pero Nuno no estuvo quieto. Si el Valencia funciona sobre el césped todo se dará por bien empleado. Así es el fútbol; la pelotita por encima de todo. Y si el proyecto deportivo no camina, todo el mundo le recordará lo que pasó con Rufete, lo que hicieron con Caio e Imbulá, Vietto o Aleix Vidal… y tantas y tantas cosas conocidas por todo el valencianismo más allá de los fichajes. Porque así también es el fútbol; te recuerda tu pasado y trapos sucios si el balón no te protege. Y Mestalla tiene memoria, aunque Nuno aun no lo sepa.
A Salvo se le juzgará por los resultados de Lim como dueño del Valencia. El ya ex presidente le trajo, le promocionó y le aupó a la pole position necesaria en la venta. Después, la carrera fue lo más parecido al dominio de Mercedes este año en el Mundial de F1. No tienen rival. Si el proyecto de Lim hace crecer al Valencia como estructura y deja los cimientos sólidos de un club global y adaptado a las demandas del siglo XXI para estar entre los mejores de Europa, Salvo será idolatrado para siempre. Y si esto no ocurre, y el proyecto de Lim se limita a la compraventa de futbolistas y el negocio a corto plazo sin pensar en el futuro de la sociedad, siempre se señalará a Salvo como participe del fiasco. Lo que nadie le robará a Salvo en la vida es como devolvió la ilusión a la gente y como inició el cambio de club mirando al futuro. La llegada de Rufete al Valencia y a Paterna, o la remodelación estética de Mestalla como icono del cambio. Cosas que para algunos son pequeñas pero que le engrandecerán siempre.
Y luego está Rufete, el alma gemela de Salvo. A él no le juzgará el tiempo. Ya le podemos juzgar hoy. Su transformación de la escuela ha sido tal que cualquier trabajador del club alaba su trabajo ahora que se ha ido. Desde el que corta el césped hasta Layhoon. Ha llevado a cabo su proyecto de cantera dejando un legado que esperemos mantenga y desarrolle aquel que venga. Porque el futuro del Valencia pasa por el maldito campo, pero también por sus benditos jóvenes salidos de Paterna.
Y futbolísticamente acertó y falló como todos. Pero se rodeó de buenos profesionales para crear un modelo similar al que él vivió como futbolista del doblete. Con jugadores de más calidad que nombre, comprometidos y con ganas de crecer en el Valencia y no en otros lugares (Otamendi salió rana en eso) y con apuestas claras por jugadores del filial. Y con un gasto en fichajes controlado. Su balance final es claramente positivo y no merecía una salida tan penosa.
Y dicho esto, soy optimista con el futuro del Valencia. La capitalización anunciada por Meriton es una gran noticia para el club y un revés para los que no creen en Lim. Inyectar millones en acciones queda pasa siempre en el club. No es dinero que te presto y algún día me tendrás que devolver. Y en el plano deportivo, no creo que Lim -ya lo escribí aquí hace un par de semanas- permita a nadie que sus millones de euros se dilapiden en fichajes caros que no rindan en el campo. Te puede pasar alguna vez, pero como norma es inaceptable. Y porque sin un Valencia ganador, aquí no gana nada nadie. Ni Lim, ni Mendes, ni Nuno. Empieza el partido 2015-2016. Ya echábamos de menos el balón rodando por la hierba en lugar de cabezas rodando por el suelo. Amunt.
Kike Mateu
Jefe de Deportes de Gestiona Radio