Un insulto al fútbol

El deporte va perdiendo lentamente la batalla a la educación. En su día era la mejor escuela. En ella se aunaban valores importantes para el ser humano que más tarde en su madurez aparecían como por arte de magia. Respeto, competencia sana, rivalidad deportiva, diálogo, victoria, derrota… vamos la vida en un recinto cerrado en el que solo la habilidad y el sacrifico importaban.

Esta semana se ha vivido un acontecimiento triste en el mundo del fútbol. No por una derrota más o menos importante sino por lo sucedido en ella. La historia es muy conocida el Valencia juvenil cae eliminado en la competición europea por un gravísimo error de un pésimo árbitro y de un sistema corrupto y deleznable. Pero bueno eso ya lo conocíamos por desgracia.
Lo duro lo profundo es la actitud de los educadores, de los niños, de los clubes, el este caso del histórico Chelsea.
Lo duro lo profundo es la actitud de los educadores, de los niños, de los clubes, el este caso del histórico Chelsea. El Valencia tiene la culpa de simplemente no saber reaccionar rápido, de no asumir que su equipo es un histórico y que nadie puede burlarse de ellos. Si es necesario no se tiran más penaltis y se abandona el campo, o se hace una sentada, o alguien de los que manda y están ahí toman una decisión, o … pero este club esta oxidado y falto de chispa.
Pero lo del Chelsea es intolerable, es un penoso ejemplo, una burla deportiva y un mal ejemplo para los niños. Ver celebrar al rival ese triunfo con esas condiciones y lo ocurrido es de una tristeza tremenda.

Lo mínimo era abrazar al rival y disculpar el error no de ellos por supuesto pero si de un deporte manchado. Es más su entrenador debería incluso haber fallado el siguiente penalti y habría logrado mil premios al juego limpio. Pero hemos creado una sociedad que solo disfruta con la victoria, no con deporte, y así nos va.
Da igual la decisión final que será la de la derrota. Da igual que el Chelsea gane esa competición creada solo para los ricos, da igual casi todo. Lo único importante es que el fútbol sigue moviéndose en una línea oscura en que se premia al tramposo y se castiga al honrado. Es el fútbol que han parido unos vividores que se centran en el negocio antes que el deporte. En fin llegaran tiempos mejores, espero.
Carlos Egea
Periodista