El ausente

Me gustaría entenderlo, pero no puedo, me cuesta. Sé que tienen otra cultura, que ellos valoran otras cosas, que son poco pasionales y que fían la mayoría de sus decisiones a personas cercanas a su mundo. Pero repito no entiendo esa distancia más emocional que kilométrica. Ese aparecer lo justo y dar la sensación de poca integración. Esa lejanía que dispersa y enoja. En pocas palabras esa ausencia.

No entiendo a Peter Lim lo siento. Sería más fácil alabarle constantemente, agradecer su inversión y aplaudir todas sus decisiones. Pero ni me nace ni veo que sea lo lógico.
El Valencia está asomando la cara a su realidad tras una temporada en la que la sombra del descenso fue grande, que olvidamos demasiado rápido. Un Valencia que ha trasmitido señales de descomposición futbolera y de estructura. Que ha encontrado a una afición fiel que ha perdonado casi todo y que cuando tuvo que estar estuvo.
Y el dueño del club ni está ni se le espera. Su última aparición es una foto en un restaurante de Bali con un aficionado granota. Nada más. Que si viene, que sino viene. Que si estará en este partido, que si… repito no entiendo nada.
Peter Lim ha contado con el favor de una afición que asumió con demasiada rapidez que era el mesías. El “Salvador” de una institución en vías de morir. Perdonaron su nefasta organización deportiva y el enchufismo que está detrás de todas sus decisiones. Lo hicieron el héroe local por el amparo de los dos que lo vendieron como tal. Y ni un grito en su contra se ha escuchado nunca. Pero él está ausente.
Es como si el fútbol fuera el menos de sus problemas, que quizá lo sea, pero llama la atención esa desidia que acompaña su paso por la entidad. Su presidencia salva las crisis pero no puede ser la imagen del club, la única digo. Yo tengo tantas dudas que creo que a Peter Lim no le gusta ni el fútbol y no se bien cuál es el juego o el futuro.
El otro día vino José María García a Valencia y habló en público del singapurés. Dejó caer que le gustaría saber porque ha venido al fútbol y que busca de él. Esa, maestro, es la gran pregunta y sería la gran respuesta. Pero a un ausente es difícil preguntársela.
Carlos Egea 
Periodista Futplaya