El entrenador

Es la pieza clave en cualquier organización de equipo, la que hace de un grupo de alocados, un grupo de luchadores, de personas que saben su cometido, y que tienen alguien en que depositar su confianza, sus enfados, sus dudas, el entrenador.

Su repercusión es vital a la hora de analizar, lograr o entregarse. Un mal entrenador es un mal gestor del grupo, una mala influencia para los jugadores y el núcleo desunión más grande.
Da igual el deporte…, aunque en el fútbol cada vez los equipos son más el reflejo de la personalidad de su entrenador.
Por eso hay que acertar de pleno en su fichaje. Un club grande y el Valencia CF lo es, no puede convertir el puesto de entrenador en una ruleta.
En algo sin valor al que cualquier tipo más o menos pillo y con un carnet regalado o no pueda sentarse y manejar los hilos visibles e invisibles sin ningún control.
Desde la llegada de Lim el puesto de entrenador está casi regalado en el Valencia.
Primero fue cesado Pizzi que apuntaba maneras aunque nunca sabremos si era el idóneo. Luego llegó Nuno demasiado ruido mediático para un joven inexperto, altivo, y con muchas carencias todavía.
Más tarde le dimos el Titanic a un patrón, Neville, que tendría serias dificultades para llevar una lancha. Y el ultimo a un tipo profesional y trabajador, Ayestarán, al que el traje, es una metáfora, le viene pelín grande.
No. Ya no más pruebas ni juegos. Hace cuatro años presencie en directo un Villarreal – At. De Madrid en el Madrigal. Uno jamás pensó que descendería y descendió, el otro soñaba con jugar la Liga de Campeones y no pudo. Cuatro años después los dos equipos son el reflejo de su técnico. El Villarreal ya está en la previa de Champions y el Atlético es en este momento el segundo mejor equipo del continente y en breve puede ser el primero.
Quien elija al míster que se lo piense, un mal mister puede significar el adiós. No a un triunfo no a un logro, al respeto que es algo mucho más importante.
Carlos Egea
Periodista