Las dos orejas y el rabo

Sí amigos, hoy les voy a hacer un símil con el tradicional y castizo mundo de la tauromaquia. Porque aunque muchos de los que lean esto crean que el Valencia CF ha hecho una temporada normalita porque entrar en Champions era lo mínimo; les tengo que decir que es la clasificación más cara de los últimos años por no decir de la historia de la humandidad desde que el mundo es mundo y la Copa de Europa Champions.
Desde luego, torear en una plaza como la de Mestalla no es fácil, pero este equipo se ha ganado el favor del valencianismo dando la cara en campos como el Bernabéu, Calderón o Camp Nou. La afición del Valencia CF es tan exigente como agradecida. Si algo se hace bien es la más cariñosa y querida, pero también aprieta cuando toca y esta campaña, por suerte, lo ha tenido que hacer pocas veces. 
Y eso ha pasado porque los jugadores han dado el callo, han peleado y demostrado que tienen hambre. Unas ganas de comerse el mundo en una liga más competitiva de la que algunos mediocres de esta ciudad sacan pecho por haber quedado terceros -algo de lo que en su momento nos alegramos pero también nos aburrimos de decir- y donde esperaban a puerta gayola para dar la puntilla en caso de derrota. Pero hoy no les he venido a hablar de esa cuadrilla de bomberos toreros que se dedican a esperar que el Valencia palme, caiga eliminado o no entre en Champions para rajar de un proyecto del que no se han preocupado en conocer ni en lo que a primer equipo se refiere ni a categorías inferiores; sino para hablarles de toros y cómo lidiar con una temporada que se antojaba más que difícil.
Dar la alternativa a jugadores como Gayà ha sido un total acierto, así como cortarles la coleta a aquellos que no daban un buen rendimiento dentro de un vestuario de los más sanos que se han conocido en Paterna en muchos años.
Está claro que el cambio de tercio a la Copa del Rey no fue bueno, y que todos sacamos el pañuelo ante la falta de intensidad mostrada en esa competición; pero de ahí a decir que ha sido un desastre de temporada por no conseguir ningún título, creánme no estoy de acuerdo. Y no lo estoy porque al final hemos conseguido uno -en el que me van a permitir incluirme- y es el de la mejor afición de la Liga. Yo ya sabía que la grada de Mestalla -salvo algún que otro mequetrefe- es la más grande, sufridora y agradecida de todo el mundo. Una grada que ha sabido estar al quite en los mejores y peores momentos, al menos para mí.
Porque he aprendido durante los últimos meses que uno siempre acaba volviendo a los sitios donde más ha sonreído y la afición del Valencia CF debe estar entre las mejores de Europa porque ha sido en la Liga de Campeones donde más ha disfrutado -aunque también haya sufrido-. Porque en eso consiste la vida, en llorar cuando toca pero saber sufrir, trabajar y disfrutar de lo que se ha conseguido. Y esta hinchada merece estar en el tendido o la arena con los mejores toros y no chafando boñigas a la salida de toriles.
Pero haciendo balance, también soy de los que piensan que las dos orejas y el rabo habría sido ganar la liga o la Copa del Rey, así que dejaremos el rabo para otros y nos quedaremos con las dos orejas que merecerá el equipo si pega la última estocada esta semana o la que viene para entrar en Liga de Campeones. Porque la Champions es más necesaria si cabe para traer un buen par de “morlancos” que el jefe de cuadrilla ya tiene mirados. Pero tiempo al tiempo ya que de momento faltan solo dos toros, y yo creo en el espíritu del matador, porque les guste la tauromaquia o no, este Valencia se merece la puerta grande. #JuntsTornem. 
Daniel Meroño
Periodista Deportes con Julio Insa y el Taller Deportivo