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El 'Pazzismo' nace en Orriols
Levante
2-2
Real Madrid

El 'Pazzismo' nace en Orriols

DMQ
Foto autor
Javier Mínguez
Pazzini celebra el gol del empate del Levante UD frente al Real Madrid (LaLiga).
Pazzini celebra el gol del empate del Levante UD frente al Real Madrid (LaLiga).

Ha nacido el 'Pazzismo'. El Levante UD se quitó de encima el mal fario que le acompañaba en las últimas jornadas, casi en todo el campeonato, y escogió el mejor rival posible para volver a la vida, para sacar el coraje, el amor propio, el 'Orgull granota' que de tan manido y tan mal traído se estaba convirtiendo en un mal chiste. Pero los de Muñiz no estaban para bromas, casi todos les daban por muertos y pelearon hasta el final para demostrar que no son un barco a la deriva, que corre sangre por esas venas, fluído azulgrana, ante el asombro primero y la locura después de sus aficionados que, después de lo visto frente al Real Madrid (2-2), tienen que creer. Boateng y Pazzini hicieron lo demás, marcaron los goles para que el Levante UD lograse la machada de empatar a los de Zidane y se alejen un puntito más del descenso.

El primer tiempo fue absolutamente del Real Madrid aunque, por primera vez en mucho tiempo, los de Muñiz supieron interpretar su papel, el de equipo pequeño esperando para coger en un renuncio al pez gordo. Por momentos, el dominio de la pelota del Real Madrid fue abusivo, aburrido, excesivo pero al Levante no le parecía venir mal porque en ningún momento quería ser acreedor de la pelota. Y, cuando lo era, no se complicaba aun a riesgo de perderla en menos que cantaba un gallo, eso sí, sin situaciones comprometidas que le hicieran correr hacia atrás deslomado, lo que tantos disgustos le ha costado en esta temporada. Eso sí, los granotas no taparon todas las vías de escape y salió a relucir uno de sus grandes 'debes': los balones colgados laterales. En uno de ellos, tras un saque de córner, Ramos despegó sobre Luna y Róber Pier para, de un testarazo, enviar el cuero a la red, pasando eso sí a cámara lenta por delante de los guantes de Oier, que pudo hacer más para evitarlo.
Era el minuto 11 y el Real Madrid ya se había adelantado en el marcador, sin grandes alharacas y unos discípulos de Zidane que no habían puesto ni la tercera marcha. Algo que podía costarles caro aunque el Levante seguía afrontando el partido sin grandes pretensiones ofensivas por lo que no cabía la preocupación en el bando visitante. El maestro de ceremonias blanco era Marcelo mientras que, en el otro costado, Gareth Bale tomaba la iniciativa pero sin sorprender. Antes del gol, una multipared entre Marcelo y Benzema, otro de los más activos, ya había sido desviado a saque de esquina en el último suspiro al ir al suelo Róber Pier. En cuanto a Cristiano, su primera aparición digna de ser comentada fue a la media hora después de un disparo de Kroos desde la frontal que se le escapó a Oier y, en el mano a mano, chutó fuera.

El Madrid la movía y la movía y el conjunto de Orriols le dejaba hacer con el brillo en sus ojos del que sabe que la oportunidad siempre llega. Y se presentó la primera. Ramos se vino arriba por banda izquierda pero el cuadro visitante no encontró a su capitán en la salida de balón, perdiéndolo hasta caer en las botas de Ivi. El madrileño se perfiló para soltar la diestra y enviar el cuero demasiado desviado. Era la primera advertencia pero los de Zidane no se la tomaron demasiado en serio. Así que, a falta de poco para el final, Lukic volvió a recuperarla en el círculo central para ipso factor enviarle un balón envenado a Morales a la espalda de Ramos pero el 'Comandante' se estrelló contra Keylor Navas. La zaga merengue se confió, el rechace cogió a contrapie a Varane y el esférico llegó hasta los dominios de Boateng, que solo tuvo que alojarla con clase en el fondo de las mallas, ante la incredulidad del meta costarricense.
Parecía mentira pero había partido. La partitura de Muñiz, que había sorprendido a propios y extraños dejando a Roger en el banquillo para hacer titular al aparentemente amortizado Boateng, funcionaba, aunque el encuentro se marchó al vestuario. Eso sí, al retorno no cambiaron los papeles ni tampoco las interpretaciones ya que el Levante estuvo a punto de sorprender a la zaga madridista con la misma que le costó un disgusto al filo del descanso. Lerma hurtó el esférico en la parcela ancha y rápidamente se la envió a Morales para que intentase situar el 2-1 en el luminoso. En el último intento por superar a Modric, el cuero salió repelido para que lo rebañase Boateng y, en el cara a cara con Keylor, el cancerbero metió una manopla milagrosa para evitar que se colase por la escuadra.

Zidane no lo veía nada claro y no era para menos porque el Real Madrid cada vez estaba más impreciso en sus acciones y se plantaba con menos claridad ante Oier. Por ello, el técnico francés retiró a Bale, sacrificando en verticalidad, e intentó recuperar el control con la personalidad de Isco. El malagueño puso a prueba la colocación de Oier casi a falta de 20 minutos para el final recortando y tirando de cañonazo pero no pudo superarle. Al poco, sería Benzema quien se infiltrase entre las huestes granotas llegando en carrera y en el momento de batir al meta levantinista apareció el pie de Postigo para evitarlo.
El Madrid, con urgencias, empezaba a asediar más de lo deseable pero Muñiz no se arredró y, no contento con meter a Roger en el campo, lo hizo por Jefferson Lerma (lesionado), dejando al equipo sin su principal sostén en la medular. Con un par. Orriols bramó viendo de nuevo a su 'Pistolero' (sus anteriores minutos fueron en Vila-real y A Coruña) y también con el debut de Pazzini como azulgrana. Pero el acoso y derribo de los merengues no entendía de sentimentalismos y terminó cobrándose lo que buscaba, el segundo tanto: Carvajal se la tiró rasita a Benzema pero, cuando el balón se perdía por línea de fondo, Postigo la salvó para que el 'Gato' se relamiera y se la regalase a Isco. El '22' visitante, muy cómodo, la envió a la red.

El chasco fue monumental porque el Levante se veía con posibilidades de puntuar frente un Real Madrid que, esté como esté, sigue siendo el campeón de Europa. Pero la película no había terminado y el conjunto granota, sin nada ya que perder, se lanzó a tumba abierta a por el gol. En el 85', tras un saque desde el banderín, el balón le volvió a caer a Morales. El 'Comandante' la envió envuelta en crema al segundo palo donde, como un avión, entró Roger para cabecearla... fuera. El de Torrent no se lo podía creer, lo que tenía delante era una pantalla de cine pero la envió fuera. Incomprensible. Sin embargo, para consuelo del 'Pistolero', Pazzini, que en dos jugadas demostró el delantero que es, iba a enmendar el error. El italiano recibió un gran pase de Jason y, arrojándose al suelo, chutó y Keylor, aunque la tocó, no pudo evitar el 2-2. Roger la acompañó con la mirada, aliviado, ya sin peso sobre sus espaldas. El veterano delantero cedido por el Hellas Verona lograba la machada en un guión casi de Walt Disney. Nació el 'Pazzismo' en Orriols.

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