Cabaco, entre Rubiales y el Mundial de Rusia
La derrota en Balaídos, además de no permitir que el Levante UD terminase la Liga Santander en una posición más elevada, y que por lo demás no empaña el gran tramo final de temporada de los granotas, tuvo un efecto colateral perjudicial como fue la tarjeta amarilla que vio Cabaco y que supone su sanción para la primera jornada de la 2018-19, al acumular cinco cartulinas. Lo único que podría salvar al uruguayo de esta suspensión es un posible indulto de Luis Manual Rubiales, nuevo presidente de la RFEF, a imagen de la costumbre que estableció su antecesor. En la mano del exjugador del Levante UD está la decisión.
Conocido de todos es que Rubiales quiere que su política de actuación sea diametralmente opuesta a la de Ángel María Villar. Para muestra, el botón de la destitución fulminante de Victoriano Sánchez Arminio como máximo responsable del Comité Técnico de Árbitros. En cuanto a los indultos, es una costumbre que estableció el anterior presidente cuando fue escogido en su cargo en 1988 y también cuando fue reelegido, además de cuando España obtenía un éxito en sus participaciones en Mundiales (así fue en 2010) o en Eurocopas, por lo que se aplicó en 2008 y 2012.
Estas acciones que por lo general podrían haber sido aplaudidas por la crítica futbolística y los clubes, siempre que fuese para futbolistas con sanciones no graves, de menos de cuatro partidos o que no fuesen por agresión a los colegiados, levantaron mucha polvareda cuando el perdón se refería a casos muy mediáticos. Muy sonado fue el perdón al Barcelona en 2000 tras negarse a jugar la vuelta de las semifinales de Copa del Rey ante el Atlético de Madrid alegando que no tenía suficientes jugadores; como el del cochinillo caído al césped del Camp Nou durante un Barcelona-Real Madrid; o levantarse el castigo a Mourinho y Tito Vilanova tras el incidente del dedo en el ojo del portugués al tristemente fallecido entrenador culé.
