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El Valencia es un auténtico esperpento y hace el ridículo en Mestalla
Valencia CF
1-4
RC Celta de Vigo

El Valencia es un auténtico esperpento y hace el ridículo en Mestalla

DMQ
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David Torres

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El Valencia rozó el ridículo más esperpéntico en el partido de ida de octavos de final de la Copa del Rey ante el Celta de Vigo al caer derrotado por un gol a cuatro y queda virtualmente eliminado de la competición del KO. El debut de Voro no pudo ser más pésimo. En veinte minutos tres errores absurdos habían retratado a un equipo carente de alma, calidad y convicción. Primero Enzo y luego Cancelo propiciaron los goles de Aspas (de penalti provocado por el canterano Javi Jiménez); de Bongonda y de Aspas. El perdonado Dani Parejo, de penalti, y Guidetti, establecería el marcador definitivo. La afición, indignada, pide cabezas, porque soluciones ni hay, y casi ya ni se esperan.    

Voro tuvo que alinear un once de circunstancias dada las bajas que tenía el equipo, en especial en la zaga, dónde no había ninguno de los centrales del primer equipo. Así, Mario Suárez y Javi Jiménez tenían la difícil papeleta de ocupar el centro de la defensa. El joven canterano no tuvo la fortuna de cara en su debut y en la primera acción de partido concedió un penalti infantil tras cazar a Tucu Hernández que Iago Aspas no desaprovechó.
Enzo Pérez perdía un balón absurdo en la frontal, la pelota le llegaba al Tucu Hernández que, con picardía, aguantó la entrada de Javi Jiménez para forzar una pena máxima dudosa que Aspas ejecutó con maestría ante Jaume.
Pronto se le ponían las cosas en contra a un Valencia que, a pesar de haber salido motivado, nada podía hacer para contrarrestar sus propios errores. Jaleado por la Grada Joven, que volvía a animar tras su polémica con el club, el equipo atacaba desordenador. Parejo, muy silbado tras el vídeo de su salida nocturna, de falta directa probaba los reflejos de Sergio Álvarez.  
Si a un equipo malo como es este Valencia le añades una pizca de mala fortuna, la cosa acaba en desastre, como así fue la primera media hora contra el Celta de Vigo
Poco después sería Enzo desde fuera el que probara suerte, una suerte que le era esquiva al Valencia. Así, en la segunda ocasión del Celta, subió el 0-2 al marcador. Cancelo perdía una bola absurda, Bongonda recogía el esférico y su disparo era interceptado por Javi Jiménez pero con la desgracia que lo desviaba a gol sin que Jaume pudiera hacer nada. 0-2 y todo cuesta arriba. 
El 0-3 también llegaría por culpa de Cancelo. El portugués, demasiado adelantado, permitía una internada por su banda que acabó con un centro franco de Bongonda que Wass remataba a placer. El público enfureció, como era normal. Pidieron la cabeza de Peter Lim, de Suso y de la directiva. 
Si a un equipo malo como es este Valencia le añades una pizca de mala fortuna, la cosa acaba en desastre, como así fue la primera media hora contra el Celta.
El partido se enfrió en el césped y en las gradas. El cabreo dio paso al desánimo y a la escasez de ocasiones. Parejo, de nuevo de falta, estrellaba el balón en el larguero, pero sin más consecuencias.
El Valencia lo intentaba, pero siempre se estrellaba ante un Celta mejor colocado y que defendió sin apuros su cómoda ventaja. En defensa, Mario Suárez era una caricatura como central; Enzo Pérez estaba desquiciado; Cancelo parecía como si la cosa no fuera con él y Javi Jiménez sufría en su estreno cada vez que Bongonda lo buscaba.
Arriba, Mina era todo pundonor, Munir era un quiero y no puedo y Rodrigo estaba desaparecido. Vamos, un desastre.     

Enzo al banquillo y Mestalla despierta con Estrada

Enzo, que se había merecido la expulsión, se quedó en el banquillo en la segunda mitad. En su lugar entró el canterano Carlos Soler. El cambio, merecido, casi ni fue aplaudido. La grada ya ni pitaba, ni se enfadaba con los errores de su equipo y sólo se enardeció ante una parada de Jaume, capitán in pectore tras el adiós de Enzo. 
Medrán se perdía en el medio, Parejo la quería pero no la entontraba y la Curva despertó al grito de mercenarios. Era una opereta y sólo un error del árbitro podría alternar el guión. Así fue. En el 56 Rodrigo robaba un balón a Cabral, se regateaba al meta Álvarez y éste le derribaba provocando penalti. Hasta ahí bien, pero la afición enfureció viendo como Estrada Fernández sólo mostraba la amarilla al cancerbero. Parejo se encargaba de colocar el 1-3 en el marcador y Mestalla volvió a creer tímidamente.  
Voro, de la casa, que sabe de qué va esto, detectó el punto de inflexión y puso a Bakkali en el campo sentando a un Medrán desastroso.   
La quinta del biberón encabezada por Carlos Soler, Munir y Mina se lo creyeron y apretaron. Fueron minutos de agobio para el Celta que acabaron con un nuevo error de la zaga que Bongonda aprovechó para ponerle un pase en profundidad a Guidetti que hizo el 1-4. 
Rafa Mir saltó al campo por Rodrigo Moreno en el 78 para tratar de maquillar la debacle. Fue en vano. El ridículo ya estaba consumado. Ni debut de Voro, ni canteranos, ni amor propio. El Valencia es una caricatura, un doloroso esperpento que hace sufrir a su afición y que le deja con pie y medio fuera de la Copa. 
Por supuesto, hubo pañolada al final.

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