La lucha sin cuartel entre Valencia y Atlético no encontró vencedor

Justo empate el cosechado por el Valencia CF en Mestalla ante el Atlético de Madrid. En un partido jugado de poder a poder, los de Marcelino le plantaron cara al 'todopoderoso' equipo rojiblanco demostrando que el desastroso equipo que fue en las dos últimas temporadas forma parte del pasado. El partido, muy trabado, con pocas ocasiones por parte de los dos equipos, terminó sin goles y con un justo reparto de puntos.

El empate, para el seguidor valencianista que ha sufrido dos años horrorosos, sólo debe ser indicativo de que el paciente empieza a mejorar sustancialmente.  

Dos novedades en el once

Había ganas por ver cuál era la decisión de Marcelino respecto a sus últimos fichajes y de conocer cómo recompondría su once con los nuevos refuerzos. El técnico, siempre pragmático, salió de inicio con Neto; Montoya, Garay, Paulista, Gayà; Soler, Parejo, Kondogbia, Andreas Pereira; Rodrigo y Zaza. Debutaban dos brasileños, Gabriel en la zaga y Andreas en la medular. 
Dos bloques con un planteamiento similar chocaban en Mestalla, dos entrenadores con una filosofía calcada, Mestalla debía ser por tanto quien decantara la balanza. La afición, apretó desde el principio con un recibimiento espectacular, y eso que el Atlético de Madrid comenzó con una presión adelantada que propició la primera gran ocasión de Correa. Una contra tras recuperación le permitió chutar con potencia ante Neto. Su disparo, envenenado por el despeje de Garay, obligó a Neto a realizar la primera gran parada de la tarde.  
Como los rojiblancos proponían, el Valencia esperaba a salir a la contra para hacer daño a su rival. Así Andreas Pereira, que debutaba como valencianista, empezó a estirarse por la izquierda. Suyo fue el primer disparo valencianista, desviado eso sí. El paso de los minutos permitió al bloque de Marcelino asentarse mejor en el terreno de juego y empezar a mejorar su fútbol. 

Mayor 'intensidad' rojiblanca

Ante la dureza rojiblanca, Parejo ponía caños magistrales. Sin embargo, el Atlético cuando atacaba lo hacía con más peligro. Carrasco, tras otra carrera vertical, puso en aprietos a Garay y Paulista, que terminaron por sacarse la pelota no sin algún apuro. 
La verdadera batalla estaba en la medular, dónde el Valencia quería jugar y el Atleti no se lo pensaba a la hora de repartir estopa. Saúl y Thomas acaban cada jugada con falta ante la indiferencia de un colegiado, González González, que sí sancionó con amarilla la primera entrada de Montoya. El deseado Vietto pudo vengarse al filo de la media hora de juego. Controló de espaldas, se giró, pero su disparo se marchó a las nubes.   
Marcelino intercambió de banda a Carlos Soler por Andreas Pereira. Y es que, aunque el partido estaba igualado en el marcador, ganaba al los puntos por poco el Atlético.

De hecho la primera mitad, acabaría con una nueva internada de Carrasco que, esta vez sí, sacó con limpieza y solvencia Gabriel Paulista. 
La segunda parte comenzó con los mismos protagonistas y otra acción de Carrasco que no llegó a buen puerto. Paulista de nuevo se impuso al belga y, posteriormente, al argentino Correa.

Marcelino remodela su once

En el medio Geoffrey Kondogbia imponía su ley ante la permisividad arbitral con los rivales. El francés hizo raya en un partido muy trabado, con pocas ocasiones. Quizá por eso, Marcelino echó mano de Gonçalo Guedes, primero, y de Santi Mina después. El portugués, último fichaje del Valencia, saltó al terreno de juego con media hora por delante y en lugar de Andreas Pereira. El gallego, por su parte, sentó a un agotado Rodrigo. Marcelino agotó sus cambios sentando a Garay, que se retiró con calambres en el 73.
Simeone hizo lo propio y sacó a Gaitán, Torres y Gameiro arriba. Los dos técnicos querían hombres de refresco para los últimos minutos.
Rápidamente se notó. Mina, Gayà y Guedes se inventaron una jugada por la banda izquierda, quizá la mejor del Valencia hasta el momento, que terminó en córner cuando Zaza esperaba ya el centro del portugués con la caña.
En el 80 sería Zaza el que culminaría con un tiro desacertado una buena jugada de ataque valencianista. Los de Mestalla llegaban mejor al final y querían aprovecharlo. Cualquier detalle podía desequilibrar la contienda. Carlos Soler, desde fuera, probó suerte. El partido estaba roto, era una lucha sin cuartel, a cara de perro, pero que finalmente no encontró vencedor. Justo empate al final y los dos aspirantes se deberán solventar sus diferencias en la segunda vuelta.  

 

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