Veneno
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Según las revistas especializadas en el motor, el Lamborghini Veneno es uno de los coches más caros del mundo. 4,1 millones de euros es el precio que tienes que pagar si quieres disfrutar de él y de sus 350 kilómetros por hora de velocidad máxima. Monta un motor 6.5 V12 de 750 CV y su interior cuenta con la tecnología más avanzada. Sin embargo, para que el coche arranque todo depende de una simple batería, como la que lleva cualquier otro vehículo de la calle. Si la batería se gasta, está defectuosa o no funciona, el coche no arranca por muchos millones de euros que nos hayamos gastado en él.
Pues en el fútbol pasa exactamente lo mismo. Se pone a menudo el ojo en ciertos jugadores de ataque para calibrar las posibilidades del equipo y no nos damos cuenta que por muchos delanteros que se tengan, el equipo no arranca si no tiene batería. Esa batería suele estar por delante de la defensa y por detrás de los delanteros. La del Real Valladolid en las últimas jornadas se llama Luis Miguel Sánchez, un extraordinario futbolista que juega, corta, reparte y hace funcionar al resto del equipo. En unos días donde todo ha girado en torno a un mismo nombre, el de Alfredo Ortuño, y un tremendo enredo que corría el riesgo de envenenar el buen comienzo de liga del equipo, mi reconocimiento al que da veneno al rival en el Pucela. Bravo Luismi.